Capítulo Veintiséis:

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Capítulo Veintiséis:

Viajamos todo el día y parte de la noche. Nada interesante sucedió de regreso. Lo único que los chicos y Kendall querían era festejar, pero nadie daba para más, estábamos cansados, realmente agotados. Mañana por la mañana comenzaríamos a trabajar de nuevo y lo único que quería en estos momentos era dormir hasta el fin del mundo, y eso hice, solo que hasta las siete de la mañana, ya que mi bello despertador humano llamado Kendall volvió a irrumpir en mi habitación gritando y saltando, ¿De dónde sacaba tantas energías esta mujer por las mañanas?

Desayunamos hablando sobre lo genial que había sido este fin de semana, estaba feliz, Patrick y Daphne habían recibido su merecido, y algunas personas, después de escuchar mi pequeño discurso, habían abandonado la fiesta, incluyendo a mis abuelos dentro de ese grupo de gente, la cara de decepción de ambos hizo que mi corazón diera un vuelco, pero era la realidad, si estaban decepcionados por Daphne, bien por mí, y si se marcharon así por mi accionar, realmente lo lamento, pero fue mi decisión y no me arrepiento de haberlo hecho, después de todo la única que perdió dinero fui yo.

Ambas nos subimos en mi auto y viajamos hasta el café riéndonos de todo lo sucedido. Cuando llegamos lo primero que Rose hizo fue enviarnos a su oficina para que le contemos todo lo ocurrido, fue así que también le conté mi historia y el por qué de la venganza, ella quedó realmente sorprendida, y su mirada dulce hacia mí cambió por una de pena. Como odiaba eso, como me molestaba que la gente me tuviera pena, a todos nos toca vivir realidades distintas, y por alguna razón esta era la mía, y comenzaba a aceptarla, de a poco, y de a momentos, pero no sentía merecer la pena de nadie, no la quería, eso no solucionaría mis problemas. Rose se ofreció a pagarme el doble de lo acordado, para poder rentar un apartamento, o pagar la mitad de la renta del de Kendall, no quería aprovecharme de la situación y me negué, pero fue imposible, ya que insistió e insistió e insistió hasta que terminé aceptando. Después de todo, el dinero me vendría muy bien, en unos meses podría tener mi propio apartamento y dejar tranquila a Kendall.

Debido a las inasistencias de la semana anterior decidimos hacer horas extras y quedarnos horario de corrido, era divertido trabajar aquí, todos los empleados estaban de buen humor constantemente, y hasta Norma, la más grande del lugar, tenía ánimos para tratar con adolescentes algo inmaduros como yo.

A la hora de salida Kendall quiso un pequeño festejo para ambas y ¿qué mejor idea que unos tragos?, y en mi opinión, había muchísimas ideas mejores, pero la morena era algo, demasiado terca, y un poco testaruda, no aceptaría un no por respuesta ni en mil años.

Llegamos a un bar del centro, que a pesar de ser lunes estaba abierto, y nos sentamos en unas butacas frente al barman, que se encontraba de espaldas a nosotras.

-Estoy feliz por nuestro éxito- dijo Kendall, -Igual yo, no te imaginas como me siento- le sonreí, -Me imagino, se merecían eso, y mucho más-, -Por el momento eso basta, creo que el tiempo solo irá vengándose por mí- reí, -Seguro, ahora di que tienes 21 si te preguntan- me susurró ella. Apenas terminó nuestra pequeña conversación el barman se dio la vuelta dispuesto a atendernos y en ese momento sentí que mi mundo paró, aquellos ojos avellana me cautivaron al instante, los ojos más lindos que vi. –Buenas noches- saludó aquel muchacho moreno de nariz respingada haciéndome caer nuevamente, -Buenas noches- saludó Kendall, pero de mis labios no salió palabra alguna, por más que intentara hablarle no podía, me encontraba perdida en su sedoso cabello peinado en un perfecto jopo hacia el lado izquierdo, hasta que sentí una patada en mi tobillo y volví a la realidad nuevamente, pero esta vez en serio, -Auch- le dije a Kendall, -El chico está preguntándote que beberás y no dejas de mirarlo como boba- dice ella, -Lo siento, es que tenía un moco- ¿Es en serio Geners?, ¿De vuelta con los mocos?, golpeé mi frente con la palma de mi mano y mi queridísima amiga rió, -Lo siento, no tenías un moco, tampoco lo tienes ahora, es solo que yo quería em, saber si, em, si tu nariz es operada, es demasiado perfecta como para ser tuya- solté, y al darme cuenta de la gran idiotez que acababa de decir volví a golpearme la frente, -Mejor cállate- dijo Kendall riendo más fuerte, -No ayudas- le dije entre dientes, sentía mis mejillas arder de la vergüenza, -No te avergüences- me dijo el chico con una gran sonrisa en el rostro, *¿Dios por qué me haces esto?* pensé al ver su perfecta dentadura adornando su más perfecta sonrisa, -Mi ex novia era peor mintiendo- rió, -Mi nombre es Max, un gusto conocerte- dijo extendiéndome su mano para estrecharla con la mía, *Reacciona mujer, reacciona* me dije a mi misma, -Dina- le dije sonriendo mientras estrechaba su mano, -Un gusto Dina, eres muy divertida- dijo después, -Kendall- dijo ella presentándose una vez que el tal Max le estrechó la mano a ella, -Pidan lo que quieran, cortesía de la casa- dijo él, -No, claro que no, acabo de decirte que tenías un moco y luego que tu nariz era muy bonita para ser tuya, y la verdad que no es así, porque no eres feo, espera sí, no, bueno, no quiero mentir, realmente eres guapo y tus labios se ven demasiado besables- dije rápido, y al darme cuenta de cómo la había embarrado tapé mi boca con ambas manos, Max no paraba de sonreír y Kendall reprimía una gran carcajada, -¿Besables?- preguntó él, -Sabes a qué me refiero con eso, por favor no me hagas empeorarla más- dije apenada. Hacía tantos años que esto no me sucedía, ¡Y yo que me consideraba una chica segura y madura frente a los chicos!

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