Capítulo Veintitrés:

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Capítulo Veintitrés:

Al cabo de una hora y media ya estaba lista. Kendall había realizado un muy buen trabajo con mi cabello. Jamás había pensado en cortármelo por los hombros, pero ahora que me encontraba frente al espejo, estaba realmente sorprendida.

Dylan me entregó unas gafas y Kendall me maquilló para ocultar las pecas de mis mejillas. Me veía bien, no se notaba que era yo, y este cambio me gustaba, demasiado.

Nos sentamos en el comedor con un par de anotadores, ya estaba decidido, la venganza iba en marcha.

-¿Cuándo es la boda?- preguntó Dylan, -No lo sé- dije encogiéndome de hombros, -¿Y dónde?- dijo Kendall, -Tampoco lo sé- dije preocupándome, -¿No tienes manera de contactarte con alguien de Canton?-, -No lo s...- antes de terminar de hablar, la lamparita se encendió sobre mi cabeza y sonreí, me levanté de la silla y caminé hasta la sala y busqué en mi mochila mi móvil, esperaba que Alice me atendiera.

Dos, tres, cuatro tonos, -¿Dina?- se escuchó la voz de Al del otro lado de la línea, se la escuchaba demasiado desconcertada, -Sí, soy yo- dije sonriendo, -No puedo creerlo, ¿Esto no es un sueño?- dijo sorprendida, -Claro que no lo es, pero Alice no debes contarle a nadie que te he llamado- dije poniéndome seria, -Me estás asustando- dijo, -No tienes por qué temer, necesito un favor tuyo, y es importante que no abras la boca- repetí, -¿Te vas de la ciudad como si nada preocupando a todos, reprochándome que no te entiendo, que ya no somos más amigas, y ahora llamas como si nada para que te haga un favor? No me hagas reír Geners, ¿Consumes drogas?- dijo algo molesta, -Alice, es un tema delicado, me fui por una razón, y veo que aún no has entendido que necesito esto, solo llamo porque en serio preciso de tu ayuda. Mi vida sigue siendo una mierda, y allí hay personas que quieren verme tirada en el suelo. La información que tienes es más que valiosa para mí en este instante-, -Habla- dijo seca, sonreí hacia mis amigos, que me miraban expectantes, -¿Cuándo y dónde será la boda de Daphne y Patrick?- le pregunté, estaba segura de que ella estaba invitada ya que siempre tuvo una buena relación con la hermana de mi madre, al igual que yo, siempre la sentí como a una hermana más, que irónico, las personas que deberían estar contigo, protegiéndote y levantándote el ánimo son las que apenas te ven vulnerable te apuñalan por la espalda, -En tres días, en el salón a las afueras de la ciudad, no recuerdo bien el nombre, pero allí Felicity festejó sus dieciséis, ¿Recuerdas?- me preguntó, -Sí, lo recuerdo, muchas gracias Alice, por favor no menciones nada sobre esta llamada, puede que nos estemos viendo pronto, confío en ti- dije para luego cortar la llamada sin esperar por su respuesta, -¿Y?- preguntaron los dos al mismo tiempo, -En tres días, eso quiere decir que este sábado, y eso, quiere decir también que debemos comenzar ya mismo- dije sonriendo, Kendall chilló de felicidad y comenzó a saltar por alguna extraña razón, con Dylan reímos y nos pusimos manos a la obra.

-Llama a tu primo, que consiga todos los insectos más repugnantes que haya visto en la ciudad para mañana- ella asintió, -Tú, Dylan, ¿Tienes una pandilla verdad?- le pregunté, a lo que el asintió, -Vienen con nosotros- dije sonriéndole, -Y ahora debemos ir al supermercado, no hace falta anotar nada, tengo un gran plan- dije, para que después los tres nos encaminemos hacia mi auto.

Llegamos a un Walmart y una vez que estacioné, los tres nos bajamos prácticamente corriendo. Tomamos un carrito y comenzamos a andar por los pasillos, no había mucha gente. –Miel, necesitamos mucha miel- dije cuando los frascos aparecieron en mi campo de visión, tomé cinco de estos y Kendall tomó dos botellas con talco, Dylan trajo harina, demasiada, también conseguimos tintura, y crema depilatoria.

-Ponche con mostaza, aceite y pimienta, ¿Qué les parece?- dijo Dylan, -Wacala- dijimos con Kendall al mismo tiempo, -Es genial, suban al carro damiselas- dijo el chico, de un salto me metí al carro quedando sentada dentro, y Kendall quedó parada sobre el fierro de abajo, simulando que andaba en patineta mientras Dylan nos empujaba hasta la góndola de al lado. Los dos tomaron todo lo que les pareció asqueroso y lo arrojaron sobre mí, que aún seguía dentro de mi nuevo transporte favorito. El primo de Kendall llamó para avisar que nos conseguiría unas lombrices y unas cuantas cucarachas, y los amigos de Dylan habían aceptado. El carro se encontraba repleto de cosas asquerosas y otras que causarían desastres.

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