El Bonito Cáliz Que Brilla: La marca tenebrosa

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La mañana siguiente fue entretenida, no solo por el hecho de que ya nadie se sentaba en sus respectivas casas, sino también por el hecho de que Jack LeFay estaba no solo siendo fulminado con la mirada de Sirius, sino que también estaba siendo sermoneado por su hermana y los mayores Prince.

-¡Tienes que conseguirle un anillo!- exclamó Petunia, mientras jalaba los finos cabellos pelirrojos de su hermano

-¡¿Quién dijo que no lo haría?!- grito fuertemente Jackson, mientras evitaba que un hechizo punzante llegara a él -¿Quién me lanzó aquel hechizo?

Desde un lado de la mesa, Arcturus sonrió.

-Iremos a gringotts en el siguiente descanso- dijo Lord Prince, mirando al pelirrojo con mucha atención 

-Si abuelo- asintió el de ojos verdosos 

-Vaya, nunca pensé ver a Jack así- dijo sorprendido Remus 

-¡Ja! Más le vale que busque un anillo gigante, ¡Regulus merece todo lo mejor!- aseguró Sirius, mientras sacaba un catalogo de anillos de la nada, sorprendiendo a sus amigos 

-¿De dónde...?
-No preguntes colagusano

Peter asintió, sabía que lo mejor no era decir nada, Sirius ya había demostrado ser sobreprotector con Regulus y sabían que no era para menos, era el más joven de la casa Black (quitando a Dora, quien contaría como una nueva generación) así que si, Sirius tenía esa vena de hermano mayor multiplicada por diez, sino es que por cien, como bromeaba Marlenne.

-Bien, ahora que Sirius esta viendo anillos por algún motivo...- señalo Neville con tranquilidad -Desayunaremos y después, comenzaremos a leer, ¿Les parece? 

Muchos estuvieron de acuerdo, en las largas mesas aparecieron diversos platillos los suficientemente deliciosos para ellos, pero tampoco eran las más pesadas para que pudieran hacerlos sentir mal del estómago.

El desayuno fue agradable, las platicas variaban en muchos temas, y pronto, los platos estaban casi vacíos, donde antes habían grandes cantidades de comida poco saludables, ahora había comida más ligera que no se sentía pesada en el estómago, aunque hubo varias quejas, sobre todo de Molly Weasley, quien había dicho que había hecho una gran falta de tocino o salchichas. 

-Bueno, lo resolveremos, pero por la descripción que has hecho, sospecho de las grandes cantidades de grasa que les debes de poner- dijo Jack de pronto -Digo, el tocino no necesita aceite; sueltan su propia grasa y las salchichas necesitan una cantidad muy mínima 

El rostro de Molly era claro, no había esperado a que alguien le corrigiera su manera de cocinar.

-Bueno, primero que nada, ya me duele el culo, así que...- con un movimiento elegante de varita, Tom había logrado que muebles cómodos apareciera

-Bien, ¿Quién lee?- preguntó Hadriel con calma 

Fue la mano de Druella la que se alzó.

—Capítulo siete, la marca tenebrosa...— druella se giró a ver a su amigo, quien frunció el ceño. 

-¡Me lleva la madre!- exclamó Tom, dejando caer su frente en el hombro de su esposa, quien tuvo que acariciar su cabello negro en un gesto de cariño

Los primero que escucharon cuando iban bajando, aparte de las voces mezcladas de emoción y euforia, fue la voz del señor Weasley. 

—No le digan a su madre que han apostado— imploró a los gemelos, mientras bajaban despacio la escalera de alfombra púrpura, justamente delante de ellos 

-Si, capaz y se los quita- se burló Fabián, haciendo que las mejillas de Molly se volvieran rojas

—No te preocupes papá— había respondido Fred de manera muy alegre —Tenemos grandes planes para este dinero y no queremos que nos lo quiten para complacer berrinches

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⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

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𝐋𝐞𝐲𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐄𝐥 𝐑𝐞𝐲 𝐄𝐬𝐭𝐞𝐥𝐚𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora