×D I E C I N U E V E×

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Con el carrito de compras lleno a un lado de nosotros, Jos disfrazado, mis abuelos comiendo con nosotros, el grupo de chicas aun observándonos. Esto no terminará bien.

—Hacen una muy linda pareja —nos alagó mi abuela. Yo solo me limité a sonreír, al igual que Jos—, y díganme, ¿dónde se conocieron?

Mierda, mierda, mierda. ¿Ahora qué digo?

—Oh, pues en Enero de este año, al regresar a clases ingrese a la misma escuela que ella, un amigo de Sofí nos presentó, nos conocimos y ahora somos novios. —dicho esto me dio un corto abrazo por la cintura y pude sentir un gran calor en mis mejillas.

« ¿Cómo pudo inventar eso en segundos? »

—Ow, Sofí no te sonrojes cariño; y, ¿quién fue el grandioso amigo que los junto, eh? —dijo mi abuela y acto seguido dio un sorbo a su refresco.

¿En qué momento mi abuela comenzó con el interrogatorio? Mi abuelo debería hacer esto, no ella. Duh.

—Ehm... —iba a decir algo pero Jos me interrumpió.

—Nuestro gran amigo Adam. —contestó sonriente Jos.

Mi abuelo nos miró sorprendido, tanto que dejó de comer para después hablar. — ¿Adam? ¿Tu mejor amigo? No es por incomodarlos, pero, Sofía yo creía que Adam era tu novio. —rio levemente y de nuevo sentí mis mejillas calientes, sentía que me quemaría por lo colorada que estaba.

—No se preocupe señor, Adam es uno de mis mejores amigos. Él es como mi hermano perdido, al igual que el de mi Sofí. —dicho esto me volvió a abrazar por la cintura y recargó su barbilla en mi hombro. Bien, basta de cursilerías José.

Las chicas no se alejaban del restaurante, y seguían observando a Jos, que era lo que más me preocupaba.

—Oh, pues deben de llevar esto en serio, porque ya vienen al supermercado juntos —habló mi abuelo—. Sofía, ¿tus padres ya te dieron un departamento?

—No —mi abuelo frunció el ceño—, no abuelo, no pienses que hacemos cochinadas ni nada por el estilo. —pude escuchar reír levemente a Jos. Ow, ríe hermoso, basta Sofía, ahora no.

—Yo no pensé eso pero bueno, más les vale que no lo hagan, eh. —nos advirtió y mi abuela rio.

—Tranquilo Pedro, se ve que Rodrigo es de fiar y cuidará bien de Sofía—dijo mi abuela y Jos asintió—, bueno chicos, ya nos tenemos que ir o si no perderemos el vuelo.

Nos levantamos de la mesa y le dí un abrazo a mi abuela y me correspondió. —Hasta luego abuelita, cuídense y me saludan a mis papás y mi tío.

—Igualmente cariño, y por si acaso, protéjanse. —me guiñó un ojo y sentí mi cara arder y ella rio.

Iba a ir con mi abuelo, pero le estaba dando a Jos unos ¿consejos? No lo sé, pero Jos tenía cara de asustado.

—Bueno, bueno ya, él es mi abuelo no tuyo Rodrigo —los interrumpí; Jos rio y corrió con mi abuela—. Hasta luego abuelito, te quiero. —lo abrasé y me correspondió.

—Y yo a ti mi niña.

Después de unos diez minutos, mis abuelos se fueron y ahora estaba con Jos a fuera con muchas bolsas pesadas.

—Dime que no nos iremos en autobús. —dijo Jos espantado.

—No, tenemos muchas bolsas pesadas así que pediremos un taxi.

—Las niñas. —exclamó Jos asustado.

— ¿Qué niñas?

—Las de la revista. —Jos soltó unas bolsas que traía y se acomodó discretamente la peluca y los anteojos.

Secuestraron A Mi Ídolo ×J.C×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora