The three global powers 12

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-¡Ya vienen! –comunicó Zen a los demás.

-¡Preparaos para la retirada! ¡Nos separaremos para que sea más fácil despistarlos! –ordenó Sdren, abandonando el cañón que habían utilizado a modo de distracción y corriendo hacia los callejones de la ciudad.

A su vez, Zen, quien hasta ese momento había estado situado sobre una de las casas cercanas, para poder divisar al enemigo, saltó hacia otro tejado, moviéndose en dirección opuesta a los demás.

Habiéndose quedado rezagado con respecto a los demás por su posición como vigía, aquella era la mejor vía de escape por la que podía optar, permitiéndole divisar a los soldados acercándose al cañón y organizándose rápidamente para buscar a los fugitivos, incluido él mismo. A partir de ese instante, de cada uno dependía el no ser cogido.

En el interior del recinto de gobierno, otra distorsión obligó a Quattuor a saltar hacia atrás para que la mitad inferior de su cuerpo no desapareciese.

Por suerte, aquello no le impidió mantenerse como un obstáculo para que Quinque no fuese en busca de Kai y Nara.

-¡Cuatro contra dos! ¡No veo sentido en contar a esos chimpancés que tenéis por soldados! ¡No nos llegan ni a la suela de los zapatos! –se burló el hombre.

-Será mejor que os rindáis –añadió Razer, situándose al lado de su compañero, tras recuperarse de su empujón-. Por cierto, es la primera vez que veo de cerca a un inmortal regenerándose. Resulta bastante desagradable.

-Pues mejor que no veas una de cuerpo entero –comentó Kareth, al otro lado del recibidor, mientras golpeaba a un soldado y lo arrojaba contra el suelo.

-Parece que nos están subestimando, Sextus –dijo Quinque.

-La verdad es que no me importa. Quien ríe el último, ríe mejor –respondió su compañero.

-¡Entonces vamos a reírnos! –dijo Quinque mientras calentaba, dando un par de pequeños saltos en el sitio.

-¡Oye, Razer, no bajes la guardia! –exclamó Quattuor.

-¡¿Qué pasa?!

-¡Van en serio!

Nada más acabar la frase, Sextus levantó ambos brazos, haciendo aparecer dos distorsiones espaciales justo donde se encontraban el líder de los Rebeldes y Quattuor. Entonces, al apartarse de su rango de ataque, Quinque apareció, como salida de la nada, al lado de Quattuor golpeando su vientre de manera que su brazo izquierdo fuese forzado a entrar en la distorsión, desapareciendo en el acto.

Al mismo tiempo, Razer, quien había conseguido alejarse por completo del primer ataque enemigo, se vio metido en un segundo ataque cuyo rango ocupaba todo su cuerpo.

-¡Mierda! ¡¿Dos seguidas?! –gritó, sorprendido.

-Nunca dije que no pudiese hacerlo –comentó Sextus, que, pese a su expresión y tonalidad indiferentes, dejó escapar cierto aire burlón.

-¡Razer! –exclamó Sarah intentando correr hacia él para ayudarle, pero siendo retenido por un par de soldados que se pusieron en medio.

Para sorpresa de muchos, el joven rebelde se llevó una mano al tobillo, de donde sacó una pequeña pistola con la que disparó un gancho hacia el techo. Al recoger la cuerda a la que estaba atado, escapó de allí justo antes de ser alcanzado por la técnica de Sextus.

Por desgracia, debido a lo precipitado de su movimiento, el gancho se soltó antes de que pudiese tocar tierra, cayendo al suelo de mala manera y sufriendo algunos rasguños.

-¡Maldición! –se quejó Quattuor al observar aquel giro de los acontecimientos.

-¡¿Y bien, Quattuor?! ¿¡Vas a dejarme pasar ahora?! –preguntó Quinque, relamiéndose.

Yohei GakkoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora