War College 11

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Acostada sobre el frío y oxidado banco, en aquella sucia celda, Sarah intentaba descansar pese a que la culpa y el arrepentimiento la seguían torturando.

Incapaz de relajarse, decidió quedarse sentada. No podía pensar en nada más, en su mente sólo había voces que la hacían sentirse la peor escoria de la raza humana, obligándola a recordar, una y otra vez, cómo su espada atravesaba el corazón de la persona a quien había considerado como un padre.

Mientras seguía dándole vueltas, sus dedos acariciaron un pequeño anillo con una pluma incrustada en él. Se trataba de un recuerdo anterior a la inyección de Radiar. Sin embargo, al igual que cualquier otro usuario, era incapaz de recordar por qué lo tenía o de dónde lo había sacado, pero tenía la sensación de que era algo importante que debía conservar y que, por suerte, le habían permitido conservar.

Se preguntaba cómo estaría la situación en el exterior. Si Kareth se habría marchado de Yohei Gakko para realizar alguna misión o si sus habitantes habrían llorado la muerte de Yami.

Perdida en aquel mar de tristeza, se sorprendió un poco cuando escuchó el ruido de pasos acercándose a su celda, pero no tardó en sospechar que se trataba de sus ejecutores.

Poco después, aparecieron ante ella cuatro personas pertenecientes a Karma, junto con su líder.

-Llegó la hora. Por la presente autoridad que le corresponde a Karma, seremos los encargados de llevarte hasta el lugar en el que se producirá la ejecución. Levántate, por favor.

"Qué formal", pensó ella, asintiendo y obedeciendo sus órdenes. Pese a su finalidad, se consideraba una especie de evento. Supuso que de ahí venía ese lenguaje, en lugar de tratarla con insultos y gritos. Puede que eso llegase más tarde.

Entonces, esperó a que abriesen la puerta y le pusiesen las esposas y grilletes, siendo llevada de los brazos al exterior.

Mientras tanto, Kareth observaba la prisión desde uno de los puntos más altos que conocía en Yohei Gakko. Pese al poco tiempo para prepararlo, ya tenía un plan a seguir. Desde allí, divisó a la multitud presente en el lugar de la ejecución. Dada la cantidad, no podía evitar pensar que se había convertido en alguna clase de espectáculo, aunque se alegraba de que los niños no pudiesen verlo. De cualquier forma, él mismo iba a encargarse de evitar que pasase. Con ello en mente, desvió la mirada hacia la zona en la que se encontraba Remi, dispuesto a cubrir su retaguardia.

Así pues, llegó el momento en que Sarah salió de prisión. La acompañaban cuatro escoltas además de Lethos, quien iba a la cabeza. No tardaron en situarse frente a la multitud, donde también esperaba Rokudo, para dar comienzo a la ejecución.

En un lateral se erigía la justicia de Yohei Gakko. Los grandes mandatarios que habían decidido el día en el que se iba a dar muerte a la chica. Una serie de personas capacitadas (o al menos así se las consideraba) que conocían bien las leyes y el modo de hacerlas cumplir. Aunque, a ojos de Kareth, esta vez se habían equivocado completamente.

-Bienvenidos –dijo Rokudo, con voz calmada y acallando a la multitud- Como ya sabéis, hoy nos encontramos aquí con el fin de ejecutar a la asesina de uno de los miembros de alto rango de Comhairle, Yaminari Darker, a quien le fue arrebatada su vida hace aproximadamente dos días, siendo atravesado su corazón por una espada. En base a los hechos, la justicia de Yohei Gakko ha decidido que su sentencia sea la pena de muerte, para lo que utilizará la misma espada con la que ella asesinó a la víctima. Si nadie tiene algo más que añadir, procederemos.

"Maldito seas, matarla con esa espada, ¿es que quiere hacerla sufrir más de lo que ya lo ha hecho?", pensó Kareth, apretando los dientes.

Nada más finalizar aquel pequeño discurso, Rokudo dio paso al verdugo que se encargaría de hacer el trabajo. No era el típico individuo corpulento, que se tapaba la cabeza con un saco y blandía una gran hacha como si fuese un palo, tal y como se rumoreaba que se hacía en otras épocas mucho más anteriores. Era una persona bastante normal salvo por el hecho de llevar puesta la máscara de un demonio y vestir con ropajes oscuros ya que, incluso en la cultura actual, el color negro seguía simbolizando la muerte.

Yohei GakkoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora