Gaia Project 2

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Tras su reproche a Jaryl, la joven bajó de la cabeza del monstruo. La mano que sostenía su lanza la entregó a la del tercer brazo situado a su espalda, que, a su vez, la guardó en un cinto de cuero que rodeaba su cuerpo, formando una línea diagonal desde el hombro hasta la cintura y viceversa.

Por su parte, Kareth se había quedado quieto, en la misma posición que cuando había intentado salvar a Jaryl.

-¡¿Qué estás mirando?! -preguntó ella, en tono despectivo.

-N-nada –respondió el chico, todavía sorprendido.

Ignorándole, la chica se dirigió hacia Jaryl y le tendió su mano para ayudarle a levantarse.

-Estás horrible –le dijo.

-No te cortas un pelo, ¿eh? -rió el cazador.

-Tienes que mejorar tu técnica, de lo contrario, jamás serás un buen líder. Un monstruo como éste no debería suponerte ningún esfuerzo.

-Gracias, jefa –respondió Jaryl, con tono jocoso.

-¡No me llames así! –contestó ella, golpeándole en la nuca.

-¡Ah! ¡Vale! ¡Vale! Gracias, Ivel.

Asintiendo con orgullo, Ivel se giró y fue a ver al resto de cazadores.

-¡Os digo lo mismo a vosotros! ¡Si seguís así, no conseguiréis proteger a nuestras familias! ¡Tenéis que haceros más fuertes! ¡En cuanto os hayáis recuperado, comenzaremos un entrenamiento intensivo! –declaró, sonriente y golpeándose el pecho con el puño.

-Esto... –interrumpió Kareth, dando un paso al frente, y moviéndose de su sitio por primera vez- ¿No crees que estás siendo un poco dura? Han estado a punto de perder la vida. Creo que al menos un "¡Buen trabajo!" no estaría de más.

-¿Quién eres tú? –preguntó Ivel, molesta por la intervención del chico.

-¡Ah, es verdad! ¡Dejad que os presente! –dijo Jaryl, interponiéndose entre los dos y carraspeando ligeramente antes de continuar- Él es Kareth, lo encontramos junto a otra chica inconscientes, en medio de los yermos.

-Puedes llamarme Kar, si quieres –añadió el guerrero, intentando ayudar a romper el hielo. Entonces, levantó su mano en señal de saludo, sin embargo, tras una mirada fría por parte de Ivel decidió devolverla adonde estaba.

Después de unos segundos de incómodo silencio, Jaryl volvió a carraspear para intentar quitar algo de tensión.

-Kareth, te presento a Ivel. Podríamos decir que es la máxima encargada de nuestra protección. Además de la más fuerte de entre los cazadores...

-¿Qué hace él aquí? –preguntó Ivel, sin tapujos.

-Ya te lo he dicho, lo encontramos inconsciente en mitad de los yermos. No podíamos dejarle allí.

-¡¿Sois idiotas?! ¡No sabemos quién es ni de dónde viene! ¡Tampoco sabemos por qué estaba allí, inconsciente! ¡¿Y si nos roba o intenta asesinarnos?!

-¡Eh! ¡Eh! ¡Tranquila! ¡Ni Sarah ni yo somos capaces de hacer algo así! –se defendió Kareth.

-¡¿Y cómo puedo confiar en ti?! ¡No te conozco! –replicó Ivel, mirándole como si acabase de decir una estupidez.

-¡Si hubiese querido asesinaros, ¿no crees que ya lo habría hecho?! –contraataco Kareth.

-¡Eso no me vale como excusa! ¡Quizás sólo estés esperando el momento adecuado para hacerlo!

-¡Eso es ridículo!

-¡¿Ridículo?! ¡¿Crees que no hay gente capaz de algo así?! ¡¿De intentar manipular a los demás a su antojo y tratarlos como a objetos?!

Yohei GakkoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora