The three global powers 9

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-¿Quinque? -repitió Miruru-. ¿Fuiste tú quien intentó eliminarnos del torneo para que Arks se convirtiese en el líder?

-Si hubiese ganado, habría tenido al próximo líder del bajo mundo en mis manos. Pero, por desgracia, no salió bien, así que tuve que utilizar otros métodos.

-¿Otros métodos?

-Eliminar a todos los aspirantes.

En ese momento, a Miruru se le apareció en su cabeza la imagen de Anna, llevándose una mano a la boca mientras ponía una expresión de desagrado.

-No te pongas así. No tuve más remedio que hacerlo para llegar hasta el gobernador.

-¡¿De verdad no había otra opción?! –preguntó Miruru, enfadada.

-A lo largo de esta guerra se ha derramado mucha más sangre que la que mancha mis manos. Por el bien de nuestro objetivo, haremos lo que sea necesario.

Al escucharla, la joven no pudo evitar apretar los dientes debido a la rabia que sentía. Entonces, recordó algo de lo que había dicho Quinque. Algo que una parte de su cerebro parecía haber ignorado, protegiéndola, y que volvió a sus oídos, repitiéndose como un eco continuo.

Al mismo tiempo, Quinque se dio cuenta de en qué estaba pensando y sonrió. Una malvada sonrisa que dejó a la joven con ojos llorosos y abiertos como platos.

-Antes has dicho "lo que ocurrió en Yohei Gakko" –dijo Miruru finalmente, pese al miedo que tenía de saber la respuesta- ¿También fue culpa tuya?

-Tus compañeros no se volvieron locos sin motivo. Hubo alguien que provocó el desastre en la Yohei Gakko donde vivías.

Una mujer. Eso fue lo que vio cuando escapó en la nave de evacuación. La figura de una mujer que, alejada de la destrucción, lo observaba todo.

-¡Fuiste tú! –gritó la chica, entre lágrimas, lanzándose contra los barrotes de la puerta.

-Los semidioses sois demasiado inestables -explicó Quinque a la vez que daba un pequeño paso hacia atrás, ligeramente sorprendida por aquella agresividad-. Sois difíciles de controlar –al mismo tiempo, las paredes situadas justo detrás empezaron a quebrarse. El techo de los pasillos a venirse abajo. Todo ello debido a que el poder de Miruru estaba fuera de control-. Un estorbo para el plan. Aunque he de admitir que eliminaros no era el único objetivo. Algunos de los dirigentes de allí habían tenido contacto con Darker –continuó Quinque, con calma, a pesar de que parte de la estructura se estaba arremolinando a su alrededor, disponiéndose a aplastarla. Suavemente, deslizó su mano hacia el bolsillo de su pantalón, de donde sacó un pequeño aparato circular con un botón en el centro. Entonces, al apretarlo, Miruru sintió un fuerte mareo, seguido de debilidad corporal.

Desobedeciendo sus órdenes, sus pies tropezaron entre sí, de manera que cayó hacia atrás, acabando de espaldas al suelo.

-De hecho, también intenté matarte a ti –confesó Quinque mientras volvía a guardar el aparato, como si no hubiese pasado nada-, pero eres más dura de lo que pensaba. Por suerte, tendré una segunda oportunidad –continuó, dándole la espalda y marchándose de allí-. Será mejor que descanses, ahora que puedes.

Poco tiempo después, un grupo de soldados, alertados por lo que había estado a punto de ocurrirle al edificio, fueron a comprobar la situación, encontrándose a Quinque por el camino, quien les contó que Miruru había intentando escapar, y que había sido ella quien se había encargado de evitarlo.

Por otro lado, entre sollozos y con la cabeza todavía dándole vueltas, la joven de pelo rubio logró alcanzar la cama de la habitación.

Cubriéndose sus ojos con el edredón, la imagen de lo que ocurrido aquel día en Yohei Gakko se mantuvo firmemente aferrada a ella.

Yohei GakkoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora