War College 7

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Se hizo el silencio en la prisión.

-¡Te ha hecho una pregunta, perra! –gritó Lethos, irritado por la actitud de la chica.

-Lethos, por favor, ¿podrías dejarnos a solas? –pidió Kareth.

-¿Kareth?

El líder de Karma, sorprendido, observó al joven guerrero, quien el devolvió la mirada sin decir nada.

-De acuerdo. No tardes mucho –respondió Lethos, sintiéndose algo intranquilo.

-Descuida.

Así pues, echando un último vistazo atrás, abandonó la sala.

-Estás horrible –dijo Kareth, intentando destensar el ambiente.

Ella se mantuvo en silencio, continuando con la cabeza agachada al igual que cuando la habían arrestado.

En ese momento, Kareth recordó la primera vez que la vio. Su elegante figura había sido sustituida por una mala imitación.

-Por favor, contéstame. ¿Por qué lo hiciste? –preguntó de nuevo el joven.

Sarah levantó de nuevo la cabeza, sin embargo tardó poco en bajarla. La única diferencia fue que esa vez se atrevió a hablar.

-¿Nunca has tenido una sensación como que todo va muy deprisa a tu alrededor? –preguntó de repente, lo que dejó extrañado al chico.

-No que yo recuerde. ¿Por qué lo preguntas?

-Cuando ocurrió todo, estaba junto a él. Como tantas otras veces, quería saber cómo me había ido el día. Además, parecía que tener algo importante que decirme.

¿Por qué iba a querer alguien tan importante dentro de Comhairle como él saber sobre el estado de su guardaespaldas? Es más, acababa de decir "como tantas otras veces". ¿Significaba que no era la primera vez que se lo preguntaba? ¿Y sólo a ella? ¿Quién era esa chica? Aquella conversación no dejaba de confundir a Kareth, quien siguió escuchando su historia.

-Todo empezó a dar vueltas a mi alrededor, el sonido del ambiente se aceleró, incluso el habla de Yami...

Ni siquiera ella misma entendía sus propias palabras, como si no acabara de creérselo.

-Mi cuerpo se movió solo y, sin poder controlarme, cogí el arma que había utilizado para proteger su vida y se la quité. Entonces, todo se calmó, y volví en mí, dándome cuenta de lo que había hecho. Pero mientras trataba de asimilarlo, sentí cómo alguien se abalanzaba sobre mí.

No ofrecí resistencia. Estaba muy asustada. No sé por qué lo hice. Sólo sé que lo he matado con mis propias manos.

Mirando sus manos temblorosas, las lágrimas afloraron de sus ojos.

-¡¿Por qué lo hice?! ¡¿Por qué?! –se preguntó mientras se cubría la cara con las manos- ¡¿Por qué está pasando esto?!

Su voz se iba quebrando más a cada palabra que añadía, pero eso no fue lo único que molestó a Kareth. Aquellas lágrimas no eran lágrimas de mentira, sino las de alguien que estaba sufriendo. Las lágrimas de alguien que acababa de perder a un ser querido. ¿Era realmente culpable? Fue la pregunta que se hizo mientras se acercaba a los barrotes de la celda.

-Sabes que aunque le digas eso a Karma, no van a ceder, y la justicia de Yohei Gakko tampoco.

-Lo sé...

Por su reacción, supo que se había rendido. Que la culpabilidad se había aferrado a ella como una sanguijuela, igualmente, chupándole la esencia.

Yohei GakkoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora