The three global powers 13

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Ya había pasado bastante tiempo desde que Kai fuese a asegurar la zona y Miruru empezaba a preocuparse.

Pese a que una parte de ella le decía que, tratándose de él, lo más seguro es que no pasase nada, había otra que se sentía insegura ante un enfrentamiento contra los descendientes de Gaia.

Nara, a su lado, observó cómo apretaba fuertemente puños y dientes, creciendo la tensión en su cuerpo. Al ver esto, no pudo evitar sonreír.

-Quieres ir con él, ¿verdad? –preguntó la chica, sorprendiendo a su amiga, que le devolvió la mirada con la misma expresión que un niño pillado en mitad de una travesura.

-Cuando me salvasteis, me sentí muy feliz, pero, más que por ese hecho, fue porque él estuviese ahí. Era como si, pese a todas nuestras discusiones, lo único que importase fuese los buenos momentos compartidos, los recuerdos que tenemos de ambos. Como si todo eso estuviese por encima de lo demás.

-Sabes como se llama eso, ¿no? –preguntó, de nuevo, Nara.

No hacía falta que se lo dijese. Hacía tiempo que su corazón lo gritaba, pero se sentía muy confusa, pues era la primera vez que se sentía así.

-Ve –dijo su amiga, con decisión-. Ya he terminado con el tratamiento, así que ve con él. Ahora es tu turno de ayudarle.

-De acuerdo –respondió la semidiosa-. Pero tú vienes conmigo.

-¿Eh?

-No pienso dejarte aquí sola –continuó la semidiosa, provocando la carcajada de ambas.

De repente, la ansiedad que Miruru había sentido hasta ese momento desapareció por completo.

Mientras tanto, en otra parte de esa misma sala, Kai se defendía como podía de los ataques de Quinque. No obstante, eran tan rápidos que apenas conseguía mantenerla a raya, incapaz de contraatacar. Incluso si invocaba a Sázam para aumentar su velocidad, la de ella conseguía adaptarse, impidiéndole otra cosa que no fuese evadir o protegerse.

Si la situación seguía así, aquello terminaría convirtiéndose en un combate para ver quien aguantaba más, y no estaba seguro de poder ganar. Tenía que distraerla de alguna forma que le permitiese distanciarse de ella lo suficiente para poder invocar a Hel o a End. De esa forma, quizás lograse cambiar las tornas.

El problema estaba en que la única idea que le venía a la cabeza era la de destruir los generadores, cosa que podía acabar en un ataque suicida que afectase también a Miruru y Nara.

En mitad de sus pensamientos, bajó la guardia, instante que fue aprovechado por Quinque para golpearle, empujándolo contra la pared e inmovilizándolo con su antebrazo sobre su cuello.

-¡Agh! –se quejó el chico, con expresión de dolor.

-Vaya, vaya. Dada tu actuación en el torneo y los problemas que me diste, esperaba algo mejor. Has resultado ser un debilucho.

-Je, si me dejases atacar te demostraría de lo que estoy hecho.

-¿Acaso crees que soy idiota?

-No, pero has cometido un grave error.

-¡¿Qué?!

-¡Quedarte quieta! ¡Segundo espíritu: Faith!

-¡Ugh!

De repente, Quinque quedó petrificada en esa posición, incapaz de moverse. En ese momento, Kai levantó la pierna hasta casi la altura del estómago y empujó a la joven con la planta del pie, distanciándola de él y consiguiendo suficiente tiempo para contraatacar.

Yohei GakkoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora