The Legacy of Emil Greenard 10

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Ivel llevó tres cajas a uno de los carros que transportaban las provisiones (una de ellas sujetándola hábilmente con el brazo de su espalda), apilándolas una encima de otra.

-Ah... –suspiró mientras secaba el sudor de su frente.

-No te fuerces demasiado. Llevas toda la mañana cargando cajas, ya sea para nómadas o Rebeldes –dijo Jaryl, situando un par de mantas bien dobladas al lado de las cajas.

-He hecho cosas peores –replicó la chica-. Además, de alguna manera tenemos que agradecérselo.

-Lo entiendo, pero ese chico, Razer, dijo que nos tomásemos nuestro tiempo.

-El trato es recibir provisiones a cambio de trabajos que beneficien a la villa y los Rebeldes. Cuanto antes acabemos y nos llevemos esas provisiones, mejor. No quiero abusar de su hospitalidad.

-Claro, pero.... no sé. Me da la sensación de que estás intentando no pensar en algo.

-Nada de eso –contestó rápidamente- Voy a por más.

-¡Ivel! –trató de llamarla el joven que, cuando quiso darse cuenta, ya la había perdido de vista.

-¡¿Pero qué me pasa?! –se quejó Ivel, alejada del campamento, con una mano sobre su cabeza.

-¡Ivel! ¡Iveeeeeeeel!

Sorprendida por aquella voz, la joven giró sobre sí misma, preparándose para golpear a quien fuese que la estuviese llamando. Por suerte, consiguió detenerse antes de la cara de Miruru acabase hecha papilla.

-¡¿Mi-Miruru?! ¡¿Qué quieres?! –preguntó, escondiendo por reflejo el brazo de su espalda.

-¡Tienes que ayudarnos!

-¡¿Ayudaros?! ¡¿A qué?!

-¡No hay tiempo para explicaciones! ¡Ven, deprisa! –exclamó al mismo tiempo que la cogía de la muñeca y la arrastraba con ella.

-¡Espera! ¡Estoy ocupada ahora mismo!

-¡Ya seguirás! ¡Esto es más importante!

-¡¿Eh?!

Poco después, llegaron a una habitación donde ya estaban Nara y Remi.

-¿Eh? ¿Has traído a Ivel? ¡No deberías haberla molestado, Miruru! ¡Tiene que estar ocupadísima! –la regañó Nara.

-¡Es que esto es importante! –respondió Miruru.

-¡No inventes!

-¡¿Alguien puede explicarme qué está pasando?! –las interrumpió Ivel.

-Pues que estamos buscando nombre para el bebé, pero como no hay ninguno que le termine de gustar a Nara, Miruru ha ido a ver si alguien estaba interesado en proponer. Sólo que haciendo de ello un mundo –explicó Remi.

-¡¿De verdad me has traído sólo por eso?!

-Es que Drake y Seph están de guardia ahora mismo, así que, al verte a ti, pensé: "Ella servirá" –contestó Miruru, provocando que la nómada se echase las manos a la cabeza.

-Será mejor que vuelva.

-¡Espera, Ivel! Si no te importa... me gustaría hablar contigo en privado –le pidió Nara.

-¡¿Eh?! ¡¿Vas a dejarme fuera de la conversación?! ¡¿A mí?! ¡¿A tu amiga del alma?! –se quejó Miruru.

-¡Yo también me siento ofendido! –añadió Remi.

-¡Salid los dos de la habitación! ¡Ahora! –gritó Nara, dejándoles mudos.

-¡Sí, señora! –respondieron al unísono, huyendo con el rabo entre las piernas.

Yohei GakkoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora