The demigoddess and the necromancer 15

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Al día siguiente, los combates se sucedieron sin que ocurriese nada relevante.

Los adversarios de Kai, Miruru y Seph no les presentaron problemas, hasta el punto en que el nigromante ni siquiera tuvo que hacer uso de Hel.

-Ya estoy aquí –dijo Miruru, sentándose junto al resto.

-Buen trabajo –le respondió su compañero.

-No es que haya dado mucha guerra. Lo único que hacía era hablar y provocarme. Como si pretendiese que yo atacase primero. Así que eso he hecho y, a la nada, ya estaba en el suelo –explicó mientras suspiraba y se encogía de hombros- Prefiero a ése que parecía un ninja. Al menos, molaba cómo vestía.

-En serio, déjalo estar –pidió Kai.

-Pero Miruru, tu poder es increíble –comentó Seph-. Ambos sois usuarios de Radiar, ¿verdad?

-Sí.

Al escuchar la respuesta de la semidiosa, Kai se fijó en la expresión melancólica que acababa de poner. Probablemente, todavía le seguía dando vueltas a la opinión que tenían los otros dos sobre el Radiar.

Entonces, se escucharon vítores entre la muchedumbre.

Acababa de finalizar otro combate en el que el luchador ciego había salido victorioso.

-Ese hombre también es bastante fuerte. Espero que no os topéis con él hasta la final –comentó Drake.

Sin esperar a que Marie anunciase el ganador, aquel hombre se marchó del área de combate, dejando paso al siguiente encuentro.

Siguiéndole con la mirada, a Kai le pareció ver cómo alguien iba detrás de él.

-¿Ocurre algo? –preguntó Miruru al notar la inquietud del chico.

-No, no es nada...

Así pues, la siguiente fase del torneo terminó y tanto Kai como Miruru se despidieron de Drake y Seph, tras lo que subieron las escaleras que llevaban al exterior.

-¿Estás bien? Te he notado un poco raro antes –dijo Miruru.

En ese instante, el chico puso un dedo sobre los labios de ella, haciendo que se detuviese.

-Parece que han empezado a moverse –indicó Kai.

-¿De qué hablas? –preguntó ella, confusa.

Sin decir nada más, Kai agarró su mano y echó a correr, escuchándose poco después pasos a sus espaldas.

"Vienen desde varios sitios. Así no puedo saber bien dónde están", se quejó internamente el joven.

-Nos esconderemos en ese callejón –susurró el nigromante.

Girando por una esquina, llegaron a un estrecho pasadizo situado entre dos edificios, en cuyas paredes se apoyaron mientras vigilaban la calle por la que habían venido.

-Entonces lo que decía esa mujer era cierto –comentó Miruru, refiriéndose a las palabras de Anna del día anterior.

-Me temo que sí, y no creo que seamos los únicos a los que persiguen –respondió Kai, recordando a la persona que había visto seguir al luchador ciego.

De repente, una sombra aterrizó, apareciendo desde arriba, justo a su lado, lo que sorprendió a ambos, apenas dándoles tiempo a reaccionar, consiguiendo evitar su ataque por poco.

En respuesta, Kai intentó contraatacar, pero dicho intentó fue evadido fácilmente.

-¡Kai! –exclamó Miruru, quien esta vez tomó la iniciativa de agarrar la mano de su compañero y escapar de allí. Por poco tiempo, pues no tardaron en verse rodeados por cinco más.

Yohei GakkoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora