2. Callejón Diagon

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Era un día tétrico, las nubes ocultaban los hermosos y caluroso rayos solares. Todo el mundo, muggles y hechiceros, caminaban sigilosamente. Todos compartiendo ese sentimiento de alerta constante, y mi familia no era una excepción.

Mis padres nos acompañaban en nuestras compras escolares. Sé que para ellos siempre seremos las pequeñas gemelas que nacieron hace 16 años a las que tienen que cuidar y sobreproteger, sobre todo después de que se enteraran de que el novio de Valen, Harry Potter, peleo contra el Señor Tenebroso, decidieron aumentar la cuota de sobreprotección en nosotras.

Sus niveles de histeria eran tan altos que no nos permitían caminar solas por el Callejón Diagon. ¡Por Merlin! Era el callejón Diagon, el callejón más inofensivo de todos los callejones que existen. Sin embargo me escabullí en la tienda de bromas de los gemelos Weasley en el preciso momento en que mis padres entraban a Flourish y Blotts a comprar mis libros. Valen se quedó con ellos para cubrirme.

La tienda de bromas era inmensa, colorida e hechizante. Había tantas cosas para ver que te aseguro que tus ojos iban a dolerte luego de ir y venir al no saber a qué prestar atención. Hasta mi gato, que ronroneaba en mis brazos, parecía dispuesto a salir corriendo en busca de esos fuegos artificiales que volaban de aquí para allá.

Bueno, tal vez yo también habría caído en el encanto de aquella tienda, pero para mí buena suerte mi atención estaba en encontrar a Mattew en algún lugar.

Él y yo habíamos concretado una cita hace un par de noches. El plan era encontrarse en Sortilegios Weasley a las cuatro de la tarde, pero como mis padres estaban desquiciados con ese asunto del quien-no-debe-ser-nombrado, el tiempo voló. Eran exactamente las 4:30 y esperaba que Mattew aún siguiera aquí, aunque él odia esperar.

Aun así, mire esperanzada a todo lugar, buscando una melena negra, unos ojos ambarinos y esa sonrisa socarrona que Mattew solía poner cuando estaba molesto. Pero no había rastro de mi novio. Tal vez no lo encontraba porque él era un poco bajito, aun así siempre era fácil fijarse en él, era como si su presencia llamara la atención y lo hiciera ver más alto.

Di una vuelta más, evitando la sección de chicas ya que Pansy Parkinson estaba guardando en su túnica todas las botellitas de Amortentia que podía coger sin que nadie la viera. Su mirada de cleptómana se borró cuando vio a uno de los empleados del lugar. Me fui de la escena en el mismo instante en el que le daban una patada en el trasero a Pansy para expulsarla del lugar.

Estaba tan contenta con ver las lágrimas de cocodrilo de Pansy que no me fije en el camino que tomaba. Choque instantáneamente con una muchacha de cabello azul cielo. La reconocía al instante, era una de mis compañeras de casa, Freya Darkmoon, y repito solo compañera, no era mi amiga, ni siquiera hablábamos mucho ya que la mayoría de la casa de Slytherin solía ignorarme o molestarme. Ella me miro un instante como si estuviera recordando mi rostro antes de destruirme.

-Lo siento-dije intentando evitar un alboroto. Ella dejo de amenazarme con la mirada y miro hacia mi gato, quien gruño enfadado. Acaricie rápidamente su pelaje, Jackybu nunca se ponía agresivo pero en aquel instante los pelos de la nuca estaban erizados.

-Bonito gato-replico ella sonriendo burlonamente hacia sus uñas azules, Jackybu le gruño una vez más, pero a Freya parecía no afectarle en lo más mínimo-En tiempos futuros recuerda tener los ojos abiertos... Lo necesitaras-añadió antes de irse hacia un muchacho rubio vestido totalmente de negro.

Él giro al escuchar sus pasos y se percató de mi presencia.

Sus ojos grises se oscurecieron cuando me miraba causando que yo me encogiera como un niño frente a un monstruo. Draco Malfoy siempre causaba ese efecto en mí. Freya le dijo algo pero él no le presto interés y de inmediato salieron del lugar

- ¡Aquí estabas! -Valen grito en mi oído mientras tiraba de mis hombros por detrás. Realmente me dio un susto de muerte, sobre todo después de ver a Malfoy-Papá y mamá están entretenidos con los señores Weasley así que me escape antes de que sospecharan. Vamos Alexa-agrego ella rápidamente, acariciando la cabeza de Jackybu antes de tirar de mí hacia la salida.

Ella siguió hablando mientras caminábamos hacia Flourish y Blotts. Valen sonreía llena de vida, así es como debía verme yo cuando estaba feliz, pero dudo mucho parecerme de esa forma a mi hermana. Aunque éramos gemelas, ella siempre había sido mejor que yo en todo. Tenía el cabello de un tono más rojizo, la piel un poco más delicada, una sonrisa un poco más brillante. "Un poco más" siempre ha sido así.

- ¿Crees que ahora puedes cubrirme tu? Quisiera ver a Harry, está en...

- ¡Auch!-grite antes de que pudiera responder. Mire hacia mis manos, donde se suponía que debía estar mi gato, pero solo sentía dolor. Solo pude ver como el animal corría desesperado por la calle.

- ¿Estás bien?-dijo Valen mientras tomaba mi mano que tenía marcas de los colmillos de Jackybu.

-¿Qué extraño? Jamás me había mordido...-me queje mientras miraba a mi alrededor en busca de mi malagradecida mascota.

-Tal vez se asustó con algo...-dijo razonablemente Valen, mientras se encogía de hombros.

- ¿Me ayudarías a buscarlo?

Valen asintió no muy convencida. Siendo sincera a ella no le gustaba Jackybu porque a veces botaba mucho pelo. Empezamos a buscar juntas, pero después de darnos cuenta que no llegábamos a ningún lado, decidimos separarnos.

Camine buscando en todos los lugares en donde me escondería si fuera un gato, y había muchos de esos. Estaba a punto de regresar a la tienda de mascotas para comprar otro... hasta que lo vi escabullirse por el callejón Knocktun, el callejón exclusivo a las artes oscuras.

En estos días era demasiado malo ver a alguien entrar en este callejón, podrían llamarte automáticamente partidaria del que-no-debe-ser-nombrado. Sin embargo, lo único que quería en este momento era atrapar a mi gato, regresar a casa, fingir que nunca puse un pie en este callejón y prohibirle por una semana el pescado, las caricias y su respectivo cepillado matutino a Jackybu, el gato malagradecido que me ataco y que ahora corría, espantado, por el callejón Knocktun.

Cómplices [Draco Malfoy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora