Cómplices [Draco Malfoy]

9. Lealtad

Un lugar oscuro y tenebroso se mezclaba con el aire frio de la noche. No sabía cómo había llegado aquí, pero de todas formas empecé a caminar lentamente por la calle hacia la poca luz que se proyectaba a lo lejos, casi al final del camino.

El viento soplaba lentamente trayendo consigo un aire frio que congelaba todos mis huesos, no solo por el frio sino también por la ligera sospecha de que alguien estaba siguiéndome, acechándome, ya que la brisa traía hacia mis oídos el susurro de palabras que poco a poco comenzaba a entender:

«Déjate llevar... No hacemos daño a nadie... déjate llevar...»

Camine más rápido, intentando alejarme de la voz tan tentadora, una voz masculina llena de ternura pero a la vez de autoridad y seguridad que llenaba una parte de mí, una parte que quería retroceder y sucumbir, dejar todo atrás, pero la otra parte de mi decía que estaba mal, que algo andaba mal.

«Puedes hacerlo... confía en mi...»

"Escapa, escapa"

Ni siquiera mire hacia atrás, lo único que quería era salir de este túnel, alejarme de mi acosador. Pero misteriosamente la luz se estaba haciendo más lejana como si yo estuviera excluida de salvarme.

De la nada, la luz se extinguió, dejando todo en tinieblas y antes de que pudiera hacer algo, unos brazos tomaron mi cintura y un cálido aliento choco contra mi cuello, generando estremecimientos en las partes que mi cuerpo tocaba al desconocido.

Con el corazón latiendo a mil, la persona que estaba detrás, acaricio con los labios el lóbulo de mi oreja, bajando lentamente hasta mi cuello, regando por el camino besos húmedos que poco a poco se acercaba a mis labios para luego retirarse, como si jugara conmigo.

Lo peor de todo esto era que mi cuerpo parecía hipnotizado, reaccionaba inconscientemente al sujeto que estaba atrás de mí. No podía negarme a sus caricias, ni podía separarme de él.

«...Te atrape... ahora eres mía...»

Los ojos grises atravesaron mi mirada.

Draco Malfoy estaba abrazándome, tan fuerte como si quisiera nunca dejarme ir...

Se acercó lentamente a mi rostro. Yo cerré los ojos dejándome llevar por el mar de emociones, por el magnetismo que sentía en ese preciso momento hacia el... como si él fuera la respuesta de todos mis ruegos, porque por él haría todo...

—Levántate, Alexa. O llegaremos tarde al desayuno...—grito Freya mientras me sacudía ligeramente para desperezarme.

...

— ¿En que estabas soñando?—pregunto Freya después de que salimos de la sala común de Slytherin.

Lo peor de todo esto era que ella me había obligado a levantarme después de que yo hiciera una pataleta de niña pequeña para no hacerlo.

No es que me gustara el sueño, pero tampoco lo odiaba, sería una gran mentira si dijera algo así como "el peor sueño de toda mi vida" o "¡qué asco!"... de alguna forma me gusto... y eso era lo que me tenía alterada.

¡Estaba pensando en un intercambio íntimo con el chico que me había amenazado, y porque no decirlo, había hecho mi vida a cuadritos!

— ¿Por qué lo preguntas?—dije intentando no delatarme a mí misma. Bueno, no quería que Freya pensara que yo había soñado con Draco justo después de que ella insinuara... ¡ella tiene la culpa! ¡Freya metió esos pensamientos en mi cabeza!

—Porque estabas sonrojada y con los labios ligeramente abiertos... como si estuvieras besando a alguien... ¿me equivoco?—respondió ella sonriendo con burla mientras mis mejillas se cubrían por un visible color rojizo.