Slowly but Surely.

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Las primeras en despertar fueron las gaviotas. Graznaban sobre las copas de los árboles junto a la playa y rozaban el agua sobre la arena con sus picos. Sobre las aceras se escuchaban los pasos de dos chicas que caminaban juntas con los ojos entrecerrados. El aire era tibio, como un vapor que emanara de una tina de cobre.

-Tengo mucha flojera-dice Nely después de soltar un bostezo.

-Ay, ya sé, yo también. En las vacaciones me despertaba después de las dos y ahorita a esa estoy regresando a mi casa de la escuela-contesta Brenda mientras rebusca en su bolsa bajo el hombro.

-Lo que me caga es tener inglés a primera hora, o sea me cae bien Mario, pero apenas puedo pensar en español y él luego, luego a hablar inglés.

-Yo lo prefiero a tener historia o física, la verdad-encuentra Brenda en su bolsa el espejo de bolsillo. Se polvea las ligeras ojeras bajo los ojos y se cubre un rojizo granito en la nariz-, además es buena onda.

-Es un forever young. Ya me lo imagino en los antros todo ambientado diciendo cosas como "¿Qué onda, chavorolos? ¿Quién invita los shots?"-Nely se ríe de su propio chiste más que Brenda

-Que miedo encontrarte a un profesor en una antro. Sería súper incómodo.

Se paran en una intersección y miran la calle. Las farolas de luz ámbar comienzan a apagarse una a una. Una mujer conduce su camioneta rumbo al colegio para dejar a sus hijos, aparte de ella, la avenida está desierta. Brenda y Nely esperan a que se pierda de vista y cruzan. El cielo comienza a clarear, pero la oscuridad se resiste a desaparecer.

-Pero nos tocó un buen salón, ¿no? O sea no hay puro malandro como el año pasado-continúa Brenda.

-Ay, no el año pasado si fue horrible, teníamos a todos los bullies en el salón. ¿Cuántas veces nos cambiaron de profesor de química? ¿Tres?

-Sí, como tres. Ahorita está más tranquilo.

-Aunque nos toco Juan Pablo-afirma Nely con la cara descompuesta y jalando el labio inferior.

-Es nefasto ese güey. ¿Te acuerdas cuando pintó una toalla íntima de rojo y se paseaba por los pasillos diciéndoles a las chicas que se le había caído?

-No me recuerdes esas cosas. Neta no lo puedo ni ver, me sobra con olerlo desde donde estoy sentada.

-¿Apoco huele muy mal?

-¿Nunca lo has olido?-pregunta Nely-, apesta a madres, como a huevo cocido y a sudor.

Brenda finge una arcada al imaginarse el olor. Dan vuelta a la derecha en la calle siguiente y ambas chicas ven la pequeña fila de coches frente a la Escuela Continental. Si hay una ventaja de vivir en un pueblo pequeño es que muy pocas personas usan el coche y la infraestructura de la ciudad se mantiene en buen estado por más tiempo que en una grande.

-Me acuerdo que una vez le dijo "chinga tu madre" a la maestra de geografía cuando lo sacó del salón por estar usando el celular en clase-agrega Brenda.

-Oh, sí es cierto, no me acordaba de eso. Pero lo que me caga es que nunca le hacen nada. Siempre anda de aquí para allá siendo nefasto y grosero y los profesores fingen no escucharlo.

-Incluso el director parece que le tiene miedo. Sólo le manda sus reportes pedorros. Se supone que al tercero te suspenden y él llevaba como quince.

-Sí, capaz que su papá es político-Nely saca su credencial al igual que Brenda y se la muestran al oficial de la caseta quien las saluda amablemente tocándose el ala de la gorra y sonriendo. ¿Cómo le hacen los adultos para estar tan despiertos tan temprano?-. Oye ¿y qué te parece el chico nuevo?

El Diablo Entre Nosotros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora