Micah camina de nuevo a la biblioteca a las seis en punto. Mira hacia todos lados, viendo la cara de Jerry en las personas, sintiendo que se lo topará de frente en cualquier segundo lo que hace sudarle la manos. Se las limpia en el pantalón sin dejar de caminar y sacude la cabeza varias veces. Siente esa sensación de mareo que lo persigue desde que entró a la escuela esta mañana.
"Hoy nada más, hoy terminamos ese maldito proyecto y soy libre. No tendré que estar escondiéndome de Jerry. Aunque Az... bueno, la verdad es que no sé -patea una piedra que rueda hasta salir del camino y caer en el pasto-, maldito Az. Mi vida era perfectamente tranquila hasta tu que tu llegaste. ¡Te odio!"
Aprieta los dientes antes de reprimirse mentalmente por odiar a alguien. No debe odiar, debe amar, así lo dice Dios, así lo dice su madre.
Sus tenis chocan contra la piedra de los escalones de la biblioteca. El sol se refleja en las ventanas y le da en los ojos. Queda momentáneamente ciego y se talla los ojos que comienzan a picar por la intensidad de luz. Cuando los abre ve a Az sentado en una banca. Está escribiendo, siempre escribiendo en un cuaderno que parece ser inmortal y nunca acabarse. Las ventanas detrás de él hacen que la luz se refleje a su espalda dándolo una aura hermosa. Levanta la mirada y deja de escribir. El cabello está perfectamente desordenado, da la forma de las olas rompiendo contra las rocas.
"Maldito Az."
Micah camina hasta la puerta y lo saluda al paso.
-Hola.
-Hola-contesta Az-, ¿cómo estás?
-Bien, gracias.
-Tengo algo que decirte.
"¡Mierda!"
-Ahorita, no, ¿ok?-dice Micah caminando hacia la puerta de cristal-, no quiero disculpas. No son necesarias.
-Pero...
-No, Az. Guárdatelas. Lo que quiero de verdad es terminar este trabajo de una vez, nada más. Es lo mejor que puedes hacer si quieres que te perdone. Así que vamos, acabemos esto y ya no tendrás que estar aquí.
Micah empuja la puerta de cristal e impulsa su cuerpo para entrar, el cual golpea el cristal haciendo vibrar. Hace demasiado ruido y cada segundo que se prolonga se siente más y más avergonzado.
"¡Mierdaaaa! Todo tiene que salir mal cuando está él."
-Te iba a decir que está cerrado. Sólo eso.
Micah ve la hoja pegada en el centro de la puerta:
"Estimados alumnos y comunidad docente:
A causa del inventario anual, el servicio de biblioteca permanecerá cerrado esta semana. Le pedimos disculpas por los problemas que esto pueda ocasionar.
Escuela Continental."
-¿A quien diablos se le ocurre cerrar la biblioteca sin avisar antes?-gruñe Micah golpeando el marco de la puerta.
-Al parecer a la Escuela Continental-Az mira el cielo de color rojo y suspira-, bueno, entonces que no e puede hacer nada, me voy.
-No, nada de que te vas. Tenemos que acabar esto hoy-dice Micah sujetándolo del brazo como si la posibilidad de regresar a su vida normal se le escapara y tuviera que aferrarse a ella.
-Está cerrado, ¿no ves? No pienso hacer el trabajo en el pasto.
-Pues no, pero tenemos que terminarlo.
-Tenemos tiempo para entregarlo. Podemos venir la próxima semana-la voz de Az es neutral, pero algo en él ha cambiado. Micah lo siente. El aura de malicia y ese sentimiento de distorsión alrededor de él han disminuido rotundamente de ayer a hoy. Quizás es su imaginación, pero Az se ve menos intimidante. Su rostro sin expresión es mas transparente y sus ojos negros son menos vacíos. Llenos de estrellas.
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El Diablo Entre Nosotros
FantasiaSus ojos negros, su cola puntiaguda y sus cuernos no ocultaban la belleza de esa cara bajo la cual se escondía una profunda tristeza.