18. Puertas y más puertas

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Todos estábamos sentados alrededor de la mesa de centro de nuestra habitación. Zoe se encontraba a mi lado, Jack estaba frente a mí con todos los chicos, Clain y Alex cómo eran amigos de ambos se encontraban a los costados sobrantes de la mesa.

Sobre esta había una burda hoja escrita a mano... O a pié, porque en verdad era una letra horrible.

Levanté una ceja y dirigí mi vista a Jack.

Él me devolvió el gesto y sonrió.

-No tuve tiempo para imprimirlo. Prosigue.

Rodé los ojos, volví a mirar el papel y comencé a leer en voz alta.

-Castigos de Kylie Blain: lavará la ropa sucia de Jack Coleman, hará al menos tres veces su tarea a la semana, irá a fiestas con él, lo ayudará con su trabajo...¿Qué mierda estoy leyendo?- hablé lentamente antes de pensar. Ni siquiera terminaba de leer la primera línea de la hoja.

-Te admiro por el simple hecho de poder leer eso, Kylie- dijo Zoe mirando la hoja con horror.

Jack colocó sus manos sobre la mesa y miró a Zoe, quien tenía la mandíbula en el suelo, volvió sus ojos a los míos.

-Es tu lista de deseos- dijo divertido-. Ahora estarás más cerca de mí, ¿qué mejor?

Abrí los ojos como plato. Me levanté de la almohada en la que estaba sentada, tomé la hoja, la arrugué con odio y se la lancé a Jack, la cual llegó sobre su nuca.

-Necesito hablar contigo a solas- sin quitarle los ojos de encima los demás comenzaron a salir. Sentí la mano de Zoe sujetando mi brazo en forma confortante y tendiendome una sonrisa triste, le respondí con la misma.

Cuando sentí la puerta cerrarse salté hacia Jack.

-¡Ya fue un castigo terrible haberme acostado contigo y no poder recordarlo! ¿¡Qué te pasa, eh!?

Le golpee fuertemente el pecho.

Jack en un movimiento rápido tomó mis muñecas y las mantuvo sobre su pecho.

Mi pulso se aceleró, y sentí que debería estar a diez kilómetros de él.

Su sonrisa arrogante apareció y me preparé para lo que sea que saliera de su boca.

-¿Fue un castigo haberte acostado conmigo... o es el hecho de que no puedes recordarlo?

Vergüenza. Ese sentimiento me quemaba la garganta. Intenté zafarme de Jack pero sostuvo con más presión mis manos en su pecho.

-¿Nunca te han dicho que deberían cortarte la lengua?

-¿Estás evitando mi pregunta con otra pregunta?

-¿No estás haciendo lo mismo?

Jack relajó los músculos de sus hombros.

-Touché.

Miré directamente a sus ojos. Quería matarlo.

-Ni creas que lavaré tu ropa.- dije sin resentimiento ni expresión alguna.

-Kylie, perdiste la apuesta...

-Pero no la dignidad, y prefiero que toda la universidad sepa que nos acostamos a ser tu niñera personal.

Jack soltó una de mis muñecas para tener una mano libre, tomar mi cintura y tirar de ella hacia él.

-Lamento informarte que la universidad completa creía desde hace tiempo que nos acostábamos.

Exhalé lentamente el aire que quedaba en mis pulmones.

Mierda.

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