26. Yo era una más

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Bueno, no soy de las que llegan y se suben a los autos pero la verdad es que ahora me importa un pepino.

-Así que estudias en el campus. -habló el pelinegro.

Asentí.

-Me podrías decir tu nombre ¿sabes?-continuó.- Ya no te maté.

Lo miré agotada.

-Kylie. ¿Feliz?

Él sonrió.

-Noel.

-¿Noel? -pregunté algo sorprendida. Su nombre era lindo.

-Si ¿No tengo pinta de Noel?

Rodé los ojos.

-Tienes pinta de idiota. -dije, inconscientemente.

Noel se me quedó mirando unos segundo hasta que procesé lo que le había dicho.

-Oh, mierda, lo siento. -me disculpe, removiendome un poco en el asiento. -Siempre le respondo eso a mis hermanos.

Noel me miró sonriendo.

-No te preocupes, yo también les respondo eso -rió - Me sorprendes, Kylie.

Sentí calor en mis mejillas.

-A veces tengo ese efecto en la gente- respondí para relajar el ambiente. Soy un asco para esto-¿Tú estudias?

Genial, Kylie, cambia el tema de golpe, a quién le importa que te coma la vergüenza.

Noel negó.

-Soy artista.

Levanté ambas cejas. Vaya, eso tampoco me lo esperaba. La verdad es que le quedaba.

Era sexy.

Sacudí mi cabeza. Claro que no era sexy. ¿O sí?

-Y como tú vienes del hospital me atrevería a decir que eres estudiante de enfermería o medicina. -Acercó un poco más su cara a la mía y en un susurro habló- Aunque estoy casi seguro que es la segunda.

Reí. Buena jugada.

-Talvez era una paciente.

-Talvez. Pero te ves muy mona,  por lo que descartaría esa opción.

Sonreí levemente. Noel emanaba labia.

Dejamos de hablar hasta que llegamos a la entrada principal del campus.

Suspiré, agradecida de volver.

-Bueno- comencé -Gracias, Noel. No sé cómo pagarte.

Noel sonrió después de unos segundos con la vista en el volante.

-Qué suerte que yo sí.

Metió el auto por el camino principal. Pero qué mierda hace.

-Oye, no te molestes, en serio déjame aquí.

-Con una condición -Respondió mientras seguía adentrándose en el campus. Ya estabamos bastante cerca del estacionamiento. -Acepta.

Pero qué cojones.

-Aceptar qué, exactamente. -exigí saber. Ya estabamos al lado de la entrada de los edificios y habían unos idiotas que nos miraban como si estuvieran esperando algo.

-Sé mi musa.

Volví la vista a él. ¿Qué?

-Estas demente. - le dije negando con la cabeza.

My DeliriumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora