30. Nunca es lo que piensas

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(Coloquen una canción triste :o)

Caminé hacia el café.

Eran las 5 pm del jueves y no tenía ni una pizca de sueño pero sí que tenía ganas de comer algo dulce con un delicioso café en un día tan nublado como este.

Empujé la puerta y el olor cargado me abrazó. Inhalé lentamente y solté el aire en forma de suspiro.

Esto era delicioso.

Me acerqué al mesón justo cuando iba pasando uno de los chicos que trabajaban ahí.

-¿Lo de siempre?- preguntó.

-Por supuesto. Y para llevar.

El chico se colocó a trabajar mientras yo me sentaba en ese cómodo sofá que estaba cerca de la ventana.

-Hey- escuché detrás de mi esa voz muy conocida.

Me di vuelta lentamente para observar a Jack que afortunadamente no se dirigía a mí, sino al chico que estaba preparando café.

Suspiré de alivio y me hundí en el sofá para que Jack no pudiera verme.

Aún me sentía incómoda sabiendo que le había contado mi historia y que él siguiera con Brianna. Aunque nunca le confesé lo que Brianna tenía pensado hacer con mi secreto. Es decir, confío en él, en serio, pero no sé qué tan lejos puede llegar Brianna para conseguir información.

Saqué mi libro y retomé la página en la que había quedado. Este no era un libro de medicina. Este era un libro que leería porque me daba la jodida gana de leer criaturas místicas e historias fantásticas.

Unos minutos después llegó el chico con mi café y una porción de galletas de vainilla.

-Gracias- dije mientras sacaba mi billetera.

-Oh, no- dijo el chico-. Ya está pagado.

Lo miré.

-¿Cómo has dicho?

-El que vino hace 10 minutos pagó por tí.

Mordí mi labio fuertemente.

Jack. Por tercera vez en dos semanas.

El chico se fue y tomé mis cosas de mala gana.

Salí del café con dirección al dormitorio en busca de mi compañero hasta que divisé algo por el lado izquierdo.

Jack y Brianna besándose.

Me tensé. Supongo que ya no tenía que buscarlo. Quité la vista de ellos y continué más rápido con mi huida de ese lugar.

No podía soportar esto. ¿Qué quería de mí? Sus acciones me dejaban confundida.

Llegué al dormitorio y fui directo a la ducha.

No podía dejar de pensar en Jack. ¿Por qué hacía eso? ¿Porque ya no me veía tan fuerte como creía ser? La confusión se transformó en furia.

Me veía débil. Y más aun si pagaba mis galletas de vainilla. ¿Ahora tendría que pedir arañas fritas acaso para que no me vea así?

Me metí a la bañera para tener un realmente largo baño para pensar e intentar no ahogarme mientras intentara ahogar mis pensamientos y cuando estaba en medio de este delicioso baño el agua comenzó a salir realmente fría, lo que me hizo gritar de sorpresa.

-Demonios- maldije mientras esperaba que el agua volviera a salir caliente. Pero no. Después de 10 minutos me rendí y salí de la ducha con acondicionador en mi cabello.

My DeliriumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora