37. Demasiada información, Jack. No debemos.

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Tomé el bolígrafo entre mis dedos y comencé a moverlo de un lado hacia otro en forma nerviosa mientras intentaba prestar atención a la voz del maestro, la chica que estaba a mi costado pidiéndome que dejara de mover el boli y vislumbrar la cabeza de mi compañero de dormitorio al otro lado del auditorio, todo al mismo tiempo.

Jack estaba sentado en la primera fila, frente al maestro y yo no podía quitar mis ojos de su cabeza.

El idiota me estaba ¿evitando? ¿cabreando?

Agarré mi cabello con el bolígrafo y eché un último vistazo al maestro, porque era obvio que no podría quitar mis ojos de Jack.

Después de lo ocurrido anoche creí que sería yo quien no volvería a mirar a Jack a la cara. Lo odio.

Suspiré de cansancio y me rasqué la mejilla derecha. Saqué mi teléfono del bolso, escribí un rápido mensaje y lo envíe.

"Hey".

Jack vió su teléfono, leyó el mensaje y volvió a guardarlo. Sin responder.

Tomé aire bruscamente y me obligué a mirar hacia el maestro.

Maldito asno.

Mis palmas se convirtieron en puños y lo único que podía hacer era prestar atención a la clase.

Bueno, o intentarlo.

Al terminar, ordené mis cosas a la velocidad de la luz y cuando estaba a punto de salir corriendo del aula antes que me topara con Jack, escuché mi nombre.

-Señorita Blaine, necesito hablar con usted. - habló mi maestro mientras borraba la tiza del pizarrón.

Genial. La frase que más me gusta.

Me aferré a la correa de mi bolso y miré durante unos largos segundos la punta de mis gastadas zapatillas, de espaldas a Jack, quien aún no se iba, y a mi maestro.

Pasé mi lengua por mis labios, levanté la vista y caminé hacia el maestro.

Jack guardaba sus cosas lentamente en su mochila. Como si no lo hubiera visto con la mirada fija en mí hace unos segundos.

-Señor...- intenté explicarme porque ya sabía de lo que trataría la charla.

-Señorita Blaine, no ha entregado sus trabajos atrasados. Le dimos plazo extra por el imprevisto que le ocurrió pero esta clase la ví en un mundo totalmente ajeno, que desconozco y...

-Lo siento, señor. Estos ultimos días no he podido descanzar lo suficiente, presumo que es algún daño colateral del shock térmico. - dije lo más convincente que pude.

El maestro me observó durante unos segundos, dudoso. Suspiró fuertemente y cerró sus libros.

-Mañana es su último día, confío en que usted no querrá reprobar estos trabajos pues costarán un 25% más que el de sus compañeros.

Mi respiración se cortó.

¿25%?

-Sí, señor, entiendo perfectamente - zorra mentirosa, me regañé.

Me dí la vuelta para encontrarme a Jack aún guardando sus putas cosas en su puta mochila.

Apreté los labios y salí a paso rápido del aula para evitar cruzarme con él.

Mis pies volaban hacia la biblioteca, pero a medio camino una mano en mi codo me detuvo.

-Kylie- escuché su voz, como si le costara decir mi nombre.

Me zafe de su agarre de un manotazo y continué con mi camino inicial.

-Oye- volvió a tomar, ahora, mi muñeca.

My DeliriumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora