23. Vámonos

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Kylie.

Desperté lentamente y abrí los ojos.

Dios. Hace semanas que no dormía tan bien.

Me senté en la cama y observé la habitación. Lo primero que llamó mi atención fue el desorden de mi cama. Debí haberme dado, por lo menos, 500 vueltas.

Miré hacia la cama de Jack. Estaba vacía.

Pero ¿qué...? Prácticamente Jack se levantaba gracias a mi despertador.

Me levanté de la cama e inspeccioné la habitación. Nada, al igual que el baño.

Volví a mi cama y miré la hora del despertador.

7:50.

Mierda.

Corrí al baño, me bañé, vestí y bajé a toda velocidad con mi bolso en el hombro a la cafetería por un jugo y una barra de cereal.

Tenía 3 minutos para llegar al aula que quedaba al otro lado del campus. Con el maestro que no dejaba entrar a su clase a los que llegaban retrasados.

Solté un grito de exasperación y corrí con todas mis fuerzas hacia el aula.

Pasé por el Edificio Norte y al doblar la esquina que me llevaba a la clase, vi a Jack y Joe en la entrada.

Tomé mi teléfono y marqué el número de Jack.

Lo vi tomar el teléfono y observar el número, se lo mostró a Joe, éste sonrió mientras Jack guardaba su teléfono.

Sin contestarme.

Hijo de puta.

Volví a llamarlo mientras caminaba hacia él aunque aún estaba casi a 100 metros de él.

Por el rabillo del ojo vi como el maestro les ordenaba que entraran al aula.

Oh, Dios.

-Kyls, estoy entrando a clases, debo irme.

Y me cortó.

Y entró al aula.

Y la puerta se cerró.

¡Mierda!

Corrí hacia el aula y al abrir la puerta el maestro me hizo frenar en seco.

-Señorita Blaine, la clase ya ha empezado.

-Lo sé, pero vine corriend....

-Señorita Blaine, no necesito sus excusas. La espero la próxima clase... a la hora.

Genial, me estaba echando de la clase.

Cerré los ojos dos segundos y suspiré.

-Sí señor, lo siento.

Miré por el hombro del maestro y vi a Jack con cara preocupada observando la escena, al igual que todos en el aula.

Le lancé una mirada que prometía que correría sangre, me dí la vuelta y salí de la puta clase.

********

Después de dos horas sentada en el café del campus con unas cuatro tazas en la mesita que tenía frente a mí , me levanté por la quinta.

Así es, damas y caballeros, cómo gasté todo mi dinero en café.

Me senté nuevamente en el exquisito sofá del lugar y me acurruqué con la taza caliente en mis manos.

-Oh, vamos niña hipster- dijo Jack mientras se sentaba frente a mí.- Es la quinta vez que vienes por un café.

Solté una sola y fuerte carcajada.

My DeliriumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora