38.Tu perdiste. Yo gané.

150 7 0
                                    

Jack y yo estábamos enfermos.

No, literalmente.

Uno de nosotros se había pillado un virus y cuando, bueno, nos besamos la última vez... Supongo que enfermamos al otro.

Genial. Estupendo. Magnífico.

Hace dos semanas que estábamos así y nuestra rutina consistía en vomitar, lavarnos los dientes, comer, vomitar, abrir la ventana porque nos daba una fiebre terrible, vomitar, recostarse para detener los mareos, dormir, levantarse a vomitar e intentar dormir nuevamente.

A veces cambiaba el orden un poco.

En este instante estaba en la hora de recostarme para evitar los mareos mientras Jack se encontraba vomitando en el inodoro.

Coloqué mi mano sobre mi frente. Calor.

Aquí viene la fiebre.

No crean que estábamos autocuidándonos sólo por estudiar medicina. Ja, ja.

Ya habíamos ido a la enfermería, incluso estuvimos una noche en el hospital pero ambos preferimos volver cuando los resultados y los profesionales nos dijeron que era una enfermedad que se pasaría en unas semanas y que el riesgo de que alguien se contagiara a estas alturas era casi nulo. Nos vacunaron dos veces y nos mandaron a casa. Y desde que se enteraron que no podríamos salir siempre dejaban una bandeja con comida (que casi nunca tocábamos)  frente a la puerta. Por poco y nos colocaban flores y velas.

El golpeteo en la puerta me devolvió al ahora. Abrí los ojos y grité:

-¡Peligro!

La puerta se abrió de igual forma dejando ver a una sonriente Zoe con una bolsa plástica bajo el brazo que caminó dos pasos en mi dirección, frenó en seco y se llevó una mano a la boca. De su garganta salió un sonido realmente extraño lo que hizo que se encorvara antes de volver a la compostura.

Zoe parpadeó una veces.

-Lo siento, fue una arcada- dijo casi como si no quisiera respirar el mismo aire que estaba en el dormitorio. - Apesta a putrefacción aquí.

Rodé los ojos.

Y como si me hubiera leído el pensamiento, abrió la ventana de par en par dejando que una brisa helada invadiera el lugar y me refrescara.

¿Dios?

-Matt me advirtió que no quería volver a entrar aquí. - dijo mientras tomaba una bocanada de aire en la ventana- No creí que sería así de horrible, Kyls. En serio, este lugar emana depresión.

La miré, mis ojos negros por las ojeras, sin decir una palabra.

Jack salió del baño, pálido, y se recostó boca bajo en su cama.

Ni siquiera se dió cuenta de la presencia de su prima.

-Quiero morir- susurró.

Zoe tomó la ultima bocanada de oxígeno y entró en el dormitorio, se cruzó de brazos y nos miró a ambos.

-Van a decirme cómo es que sólo ustedes dos están enfermos. - exigió.

Pestañee y miré a Jack, él también me estaba mirando.

-Tú - dijimos al unísono.

Ambos reímos levemente. Pero esa risa duró sólo un segundo.

-SIDA- dijo Jack, serio.

Zoe casi cayó de espaldas.

-Es broma, tonta- dijo, sonriendo. Se levantó y caminó hacia ella para besar su cabello.

My DeliriumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora