Talking to the Moon ©

¡Olvídate de mi hijo!|30

Y ahí estaba. Julietta besándose con Alex. Alex, mi supuesto amigo.  ¿Que demonios?.

-¿JULIETTA? ¡JULIETTA! -grite furioso. Una sonrisa se dibujó en sus labios mientras aún mantenía el beso. -Me enfurecí aún más. Cuando se separó de Alex, parecía confundida. Tenía los labios negros y sus ojos desorbitados.

Me acerqué a ellos alejando a Alex de Julietta. La tomé de los hombros y la miré a sus ojos rojos.

-¿Que mierda has hecho? -Le pregunté mirándola a los ojos.

Abrió la boca para decir algo pero no salió nada.

La tomé de el brazo llevándola junto ami. Al girar mire la estúpida sonrisa de Alex en su rostro. Solté a Julietta y me acerqué a él.

-¿Que le hiciste? -Hablé.

-Nada que ella no quiera hacer.

Mis puños se apretaron.

-Tienes que aprender a cuidar lo que tienes, Travis. -Habló.

Y eso fue suficiente para lanzar mi puño a su rostro. Cayó al suelo.

-T-Travis...-Escuché a Julietta mientras me jalaba el brazo.

-¡NO ME VUELVAS A HABLAR! -grité causando que ella diera un pequeño salto.

Tomé su mano y la lleve fuera de la casa.

-Sube. -Le dije a penas llegamos al auto. Ella subió sin decir nada.

El viaje fue silencioso. Aveces la miraba de reojo. Mantenía su mirada en la ventana. Llegamos a el estacionamiento de su departamento.

-Baja. -Ordené sin mirarla.

-¿Que pasará? -Preguntó cuando apagué el motor.

Reí sin ganas. -Vete. -Hablé frío.

Abrió la puerta saliendo sumergiéndose en la oscuridad de la noche mientras cerraba la puerta atrás de ella. Esperé que la luz de su departamento se prendiera asegurándome de que llegara bien. Me sentía estúpido. Golpeé el manubrio y frote mi cara con frustración.

Conducí a mi casa por la solitaria calle. Si tan sólo la ubiese ido a buscar. No. Esto no es mi culpa, lo que hizo no tiene justificación.

Llegué a mi casa abriéndo la puerta de golpe.

Subí las escaleras y me encerré en mi habitación. No quería nada. Sólo quería sacarme la asquerosa imagen de Julietta besando a Alex.

El sonido de la puerta de entrada  cerrándose  resonó por toda la habitación. Gruñí. Mire mi celular, eran las cinco y media de la mañana. La puerta de mi habitación se abrió de golpe encendiendo la luz de mi habitación.

-No me molestes. -Hablé sabiendo quien era.

-Hijo, vamos a divertirnos.

-No.

-¡Vamos! Siempre he querido que ambos la pasemos bien.

-No. ¿Cuando pararás?

-Esto te servirá para olvidar el dolor hijo...-Eso era lo peor, el me conocía tanto.

Me paré recordando lo que pasó con Julietta. Quería olvidar el dolor y sabía exactamente que mi papá tenía lo que necesitaba.

El sonrió y ambos bajamos al primer piso.

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Julietta.

Ya no tengo ganas de nada, ya no quiero comer, ya no quiero salir.
Han pasado tres días de lo sucedido con Alex y lo único que hago es lamentarme. Es como una eternidad. He llamado a Travis pero siempre me manda al buzón de voz. Ayer me dijieron que Pan había muerto. Estoy debastada y no tengo a nadie quien me consuele.