Capítulo《40》

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Un mes después.

Luego de lo que sucedió con Travis ese día, costó poder mantener la misma confianza de antes. Él me contó lo sucedido, no se había acostado con ella pero aún asi fue una traición.Viajamos de nuevo a nuestra ciudad ese mismo día, pero nos encontramos con una horrible noticia, habían arrestado a su papá y no podía sacarlo de la cárcel hasta que cumpliera su condena por trafico. Travis si quiera se inmutó cuando lo supo.

-Gracias. -Hablé recibiendo los girasoles que me tendió la vendedora. Le pagué y entré al cementerio.

Caminé lentamente hasta su tumba, la tumba de mi mejor amiga. Mis piernas temblaban cuando la tuve en frente. Primera vez que la venía a visitar, no podía hacerlo antes ya que no me sentía capaz. Ahora me doy cuenta que no importa cuánto tiempo pase, el sentimiento será igual de fuerte que nunca.

Coloqué las flores a el lado de su foto, estaba sonriente, recuerdo habersela sacado el día de su cumpleaños número 16.

Ella amaba los girasoles.

-Sabes, te extraño...te necesito. -Hablé.
Caí en mis piernas y comencé a tallar su nombre con mi dedo.

Una mano acarició mi espalda.

-Se fuerte, ella aún está contigo. -Habló Travis arrodillandose a mi altura.

Reí sin ganas. -¿Cómo sabes eso? -Hablé incrédula.

-Todo es tan posible como lo imposible. -Sonrió. Ese recuerdo me hizo sonreír también.

-Cuando dije eso no estaba tan jodida. -Hablé bromeando pero con sinceridad.

-ppff. No estás jodida. Me tienes ami.

-Si, te tengo ati. -Hablé y lo abracé, nose que haría sin él.

-¿Vamos a comer?

Asentí y me levante, miré por última vez la lápida.

-Te quiero, Miranda. -susurré para el viento y llegase hasta donde sea que estubiese ella.

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-¿Que haremos para la navidad? -Me preguntó Travis devorándose su amburguesa. Estábamos en un restaurant que nos encantaba a ambos.

-¿Que? Yo la pasaré David. -Mentí.

Su mandíbula se tensó y dejó de comer la amburguesa. Su mirada estaba clavada en mi.

-¿Estás bromeando?

-Claro. -Reí y su cara se relajó. Comencé a reírme más fuerte, no me importaba que la gente me escuchara.

Una amburguesa en todo mi rostro paró mi risa, ahora él se estaba riendo.

-¿No encontraste otra cosa que lanzarme? -Hablé con ironía mientras él me miraba divertido.

-Tienes algo ahí. -Habló apuntándose su mejilla. Fruncí el ceño y lleve mi mano a mi mejilla, estaba llena de ketchup.

Tome un montón de papa fritas con mi mano y se las aventé en el rostro.

-Ahora quien se rie. -Me mofé.

Sus manos fueron a el pote de ketchup.

-No, no eres capaz. -Hablé.

-Claro que si. -Rió y me lanzó ketchup en toda mi cara, ropa y pelo.

Tomé la mostaza e intente hacer lo mismo con él pero fue mas rápido y se agacho haciendo que yo le lanzara toda la mostaza a una mesera que iba pasando.

Talking to the Moon ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora