-Hey, ven aquí. -Habló Travis mientras veíamos la Tv. Tomó mi brazo no muy fuerte y me jaló contra él. Mi cabeza se posó en su pecho.
Ayer por la noche él me llevo a su casa por que estaba más cerca que la mia y yo debía llegar rápido a algún lugar estable. No estaba bien.
El comenzó a acariciarme el brazo, bastante. Pero luego ya no era caricia si no que lo comenzó a tocar mucho.
-¿Que haces? -Pregunté divertida.
-Julietta...estás mas delgada.
El nerviosismo me invadió. Comencé a recordar todos estos días saltandome las comidas sólo para poder entrar a la academia. No le había comentado nada. Quede en silencio.
-Emm...-Dije tratando de encontrar una respuesta y quité su mano de mi brazo. -Claro que no. -sonreí insegura.
-Claro que si -habló serio. -¿Que sucede? ¿Estás dejando de comer?
-No.
-¿Por que estás mas delgada entonces? -frunció el ceño.
-No estoy mas delgada. -Rodé los ojos.
-Ami no me engañas. -su tono cambió a uno mas duro y enojado.
-Te digo que no. -Dije y luego me paré caminando rápidamente hacia la habitación de Travis, comencé a ordenar evitando el tema. Sabía que él me había seguido hasta la habitación. Fui a la gran ventana que tenía a mirar el clima y al darme vuelta, Travis se encontraba bloqueándome el paso.
-Déjame pasar. -Hablé sin mirarlo.
Levantó mi mentón con su mano obligándome a mirarlo a los ojos.
-¿Me dirás la verdad? -Sus ojos irradiaban comprensión.
Quede mirandolo un momento y suspiré.
-Bueno. -Fui a sentarme a la cama. Cuando él ya estaba junto ami, comencé a hablar. -Estoy dejando de comer. -hablé avergonzada.
-¿Por qué? Sabes que no lo necesitas.
-Un día salí con los chicos y una mujer se acercó a decirme que me integrara a su academia de modelos, que yo podía surgir. Pero tenía que bajar de peso.
-¡Que estúpido! -interrumpió sobresaltado.-No entiendo como eres capaz de hacer eso ¡No lo necesitas!
-Lo necesito para que me acepten...
-¿Acepten? -repitió incrédulo.-No puedes arriesgarte a eso, es peligroso Julietta, no puedes dejar de comer por que sí. -Habló enojado.
Tenía que aceparlo, él tenía razón.
-L-lo siento...sólo quería ser parte de eso alguna vez.
El comenzó a negar con su cabeza.
-¿Por que no me lo comentaste?
-Sabía que dirías eso.
-Sólo quiero que te des cuenta que lo que estás haciendo está mal. -asentí.-Eres hermosa tal y como eres, no necesitas bajar de peso, no necesitas estar frente a una cámara. Si realmente quieres ser modelo, busca otra alternativa, hay miles. Pero esta no.
Suspiré rendida. -Ok.
El se acercó mas ami.-Te lo digo por que te quiero.
-También te quiero. -sonreí sin mostrar los dientes.
El se avalanzó para juntar nuestros labios en un cálido beso.
Al separarnos abrí los ojos encontrándome con la miel de sus ojos.
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Travis.
Luego de pasar una tarde con Julietta, debía ir a mi casa. Mi padre me llamó y dijo que llegaría hoy de su viaje. Tenía que ir ahora a buscar mi dosis, ya era tarde asi que no espero encontrarme con él. Siempre le digo que la deje y se vaya.
Coloqué mi mano en la fría manilla de la puerta girándola para abrir y entrar a mi casa. Cerré la puerta atrás de mi y me encontré con un completo silencio. Comencé a caminar a la cocina cuando una voz me paró en seco.
-Hola hijo. -La voz desgastada de mi padre se escuchó desde el living. Lo ignoré. Gruñí en voz baja.
Segui caminando hasta el refrigerador donde tomé el pequeño frasco que tenía literalmente mi vida. Fui al baño a tomar el botiquin, luego a la cocina y me senté en la mesa. Abrí el botiquin sacando una jeringa, alcohol y algodón. Tome un poco de algodón y lo bañé en alcohol desinfectando una parte de mi brazo. Tomé el brasco y sacando la jeringa de su envoltorio, introduje el fino metal en la parte superior del brasco absorbiendo todo el líquido. La saqué y luego la volví a introducir, esta vez en mi piel sin dificultad. Cada vez que pinchaba mi piel esta iba perdiendo toda sensibilidad. El líquido desapareció de la jeringa mientras se propagaba por todo mi cuerpo. La saqué de mi piel y luego la fui a votar a la basura.
-Hijo. -habló mi padre entrando a la cocina, se sentó en la mesa mientras yo estaba atrás de el mezón mientras me servía un vaso de agua.
-Hola. -Hablé frío.-¿Por qué estás aquí? -No me interesó sonar grosero. Tomé un sorbo de agua.
-Te tengo una noticia. -Una sonrisa enfermiza se cruzó por su rostro.
Me quede parado mirándolo para que prosiguiera.
-Como sabes, fuí un largo tiempo de viaje... -Habló sobre su viaje de 20 días. -Y ahí conocí a una hermosa persona...
-Ve al grano.
-Me enamoré de una chica en el viaje.
-Pobre chica. -Me mofé.
-Pobre tú que tienes que estar como perro detrás mio. -sonrió.
Fruncí el ceño.
-Me iré a vivir con ella. -habló serio.
-¿Q-Que? -Hablé sorprendido. Él no podía hacerme esto. Él sabe que dependo de él, no puede alejarme de Julietta ahora.
-Yo te diré la fecha cuando tenemos que irnos, no será pronto para que aproveches tus ultimos meses y no digas que soy malo.
Luego de eso se giró caminando hacia la puerta. El vaso estaba hirviendo bajo mi tacto.
-¡NO PUEDES HACERME ESTO! -Le grité enojado siguiéndole el paso.
-Aquí el único dependiente eres tú Travis, no yo. -habló abriendo la puerta para luego cerrarla en mi cara.
Arrojé el vaso directamente a la puerta, donde minutos antes estaba mi padre de pie con su mirada arrogante. Los cristales volaron causando un fuerte sonido que retumbó por toda la casa.
¿Que iba a hacer ahora?
Me senté en el sofá tratando de encontrar alguna solución. Me sentía terrible. Mi padre era de esas personas que se decidían para no mirar atrás y hacerlo. ¿Si me voy con él? Tendría que dejar a Julietta y eso me rompería el corazón. Tendríamos que tener una especie de relación a distancia pero seria muy dificil vernos, nos veriamos una o dos veces al año. Es otro país, no otra ciudad. Tendría que terminar con ella, sería egoísta de mi parte amarrarla ami cuando estoy tan lejos.
Lo otro sería quedarme con ella y vivir mis últimos meses de vida junto a ella. Mi padre no costearía como para mandarme la dosis cada 3 meses. No sé que hacer. Tiré de mi pelo con desesperación, nunca pensé que llegaría a esto. Nunca pensé que me enamoraría , tampoco que mi vida dependiera a la misma vez de dos cosas.
La dosis es mi vida pero ella le da sentido.
Quizá mi padre tiene razón, estoy destinado a morir con él hundido en la mierda.
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Talking to the Moon ©
Fiksi PenggemarCon esta historia reirás y llorarás, pero lo más importante, lo disfrutarás haciendo. © Novela Completa.