Paranormal 14

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No, no tenía idea de cuánto tiempo pasó perdida en sus propios pensamientos mientras escudriñaba cada centímetro de aquellas paredes que parecían interminables y de aquellos tapices demasiado espesos para desvelarle nada; debía haber sido bastante, aunque el hombre... la cosa aquella seguía entretenido besándo su cuello y tocándola; pero se sentía mejor, mucho mejor: su energía había alcanzado niveles aceptables, así que ahora su atención estaba puesta, también, en fingirse débil como un rato antes; tenía hambre, probablemente consecuencia de haber vomitado tanto al salir de la pecera... ¡Eso era!

Sus ojos se movieron con frenesí porque él no podía verlos hasta que localizó el asqueroso charco de vómito sobre el suelo negro, tarde o temprano, alguien tenía que ir a limpiarlo, aquella cosa no parecía del tipo que hacía su propia limpieza...

Se mordió los labios con fuerza al sentir una mano cerrarse sobre su seno izquierdo de nueva cuenta mientras la otra comenzaba a vagar por su muslo, acercándose incómodamente al vértice entre sus piernas; lo había juzgado bien, sólo su aparente debilidad la había protegido hasta ese momento de aquello: -Te he observado, Giselle Buchanan Romanoff... por meses -Le susurró y aquella confesión la llenó de asco más que de miedo, saberse observada por aquella cosa le dio el último empujón a la Súper soldado en ella para despertar y tomar el control de la situación, sólo tenía que hacer algo con aquella mano que había comenzado a empujar contra su cuerpo...

Giselle jadeó, moviendo su propia mano a apartar la de él para presionar su pecho, su otra mano, la herida, cayó exangüe a su lado haciendo que la herida volviera a sangrar; todos esos meses en el hospital, aburrida, le habían dejado bien claro como se veía un episodio cardiaco... y él cayó en su pequeña actuación... movió la mano de entre sus piernas para sostenerla mientras masajeaba su pecho, dejándole bien claro que si había estado vigilándola porque aquello era lo que los doctores habían hecho todas esas veces que de verdad había sufrido un episodio mientras estaba agonizando luego de Nigeria.

Para evitar que él lo hiciera de nuevo, Giselle se llevó la muñeca herida a los labios y presionó con ellos para detener la hemorragia... aquello pareció gustarle a ese infeliz porque lo detuvo lo suficiente para sólo enfocarse en mantenerla con vida.

Las ventajas de ser una meta humanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora