JAMES BUCHANAN BARNES

117 6 0
                                    

Giselle no veía muy a menudo a James. Cuando era más pequeña, solía pasar más tiempo con él, pero desde que se había unido oficialmente como recluta a la agencia S.H.I.E.L.D., la mayor parte de su tiempo se distribuía entre las instalaciones de entrenamiento, los helicarriers, las misiones y la torre de los Vengadores donde vivía su mamá muchos días del mes y donde ella también podía entrenar con tecnología de avanzada. La chica se sentía mal por eso, lo admitía. Adoraba a James Buchanan Barnes y no quería sacarlo de su vida, pero no podía evitar abstraerse por completo en lo que hacía en el día a día. Había sido genéticamente diseñada para ello, con todo el paquete que ello conllevaba, aún la capacidad de abstraerse a si misma de sus sentimientos y convertirse únicamente en una máquina de guerra.

Pero no era eso en ese momento. Cuando Giselle abrió la puerta de los vestidores de los reclutas para ir a conseguir su uniforme de Francotiradora para la misión importante a la que acababa de enviarlos a ella, Jason y Phil hijo el tío Nick, no pudo menos que quedarse helada y pararse en seco al ver a su papá ahí. Ni siquiera sabía que el hombre había regresado de donde fuera que estuviera trabajando.

Perdiendo el aplomo de "oh si, soy la más prometedora recluta de S.H.I.E.L.D. y todos ustedes me hacen los mandados"; Giselle se apartó el cabello del rostro con un gesto mohino y le dedicó una sonrisita tímida a su papá pensando que aquello era más sencillo cuando no se sentía tan incómoda corriendo a saltar a su regazo demandando que la abrazara y la llenara de besos. James, tan serio, tan triste nunca era seco ni frío con ella y ella extrañaba más que cualquier otra cosa aquello.

-Hola papá -Dijo suavemente, su voz de terciopelo negro, habitualmente firme y seductora apenas un pequeño hilo de agua que se derramaba de sus labios -Te extrañé, estaba preocupada...

-Hola bebé -Respondió James, obsequiándole aquella sonrisa que sólo reservaba para ella y, recordaba vagamente, para Natasha. -No sabía donde estabas, y pensé que tarde o temprano tenías que pasar por aquí.

Giselle asintió con su cabeza y le dedicó una sonrisita dulce y cohibida por su misma dulzura. -El tío Nick tiene una misión para nosotros... venía a prepararme

El rostro de James se ensorbeció; Giselle siempre había tenido la teoría de que, si hubiera habido una alternativa, su padre y su madre seguramente habrían preferido que ella fuera otra cosa... ¡lo que fuera! Antes que agente de ataque de S.H.I.E.L.D.

-Aún eres recluta... -Murmuró el hombre con una expresión tan triste y sombría que Giselle finalmente superó las barreras que la rodeaban desde que era recluta y se lanzó a abrazarlo con fuerza y ocultarse contra él

-Estaré bien -le susurró -es un trabajo de snipper, tenemos que atacar desde el techo de un edificio a unos 30 pisos de distancia, nada nos pasará y el entrenamiento de francotirador lo terminé con honores -Omitió decir, por supuesto, que no había un plan de escape, que iban detrás de Alexander Pierce hijo y que seguramente, después de eso, Hydra querría sus cabezas -Tengo que irme, papá -Murmuró, dejándolo ir y dejó un último y dulce beso en su mejilla antes de tomar su equipo y salir corriendo, las despedidas no se le daban bien, nunca lo habían hecho.

Las ventajas de ser una meta humanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora