Mision: Alexander Pierce 1.4

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Giselle encontró un pequeño Starbucks de camino al hangar donde debían arreglarse y tomar el helicóptero que los llevaría a su misión; el primer lugar había resultado demasiado lleno de romance, y "love is in the air" nunca había sido una tonada que la Súper Soldado apreciara mucho realmente. Giselle había crecido para ser una heroína, y los héroes no tenían tiempo para el romance, "tenían mierda que defender" si citaba a su maravillosa madre la Viuda Negra... Por eso había salido huyendo del primer local, pero seguía necesitando cafeína antes de la vela nocturna de francotirador que les esperaba.

Consiguió su machiatto de caramelo, sin embargo; ni siquiera se tomó la molestia de ver a los que estaban en aquel lugar, no quería tener distracciones antes de asesinar a Alexander Pierce Jr... Cercenar una de las cabezas de Hydra sonaba como un manera genial de inaugurarse como agente activo de S.H.I.E.L.D., especialmente para alguien como ella, la hija de los dos asesinos más memorables de Hydra y la KGB; Giselle había crecido sabiendo que todos temían a sus padres, aunque por mucho tiempo no había entendido porqué era así.

El cálido y dulce líquido era un maravilloso y muy irónico contraste con la realidad, era casi como si el café que tomaba no cuadrara bien con el asesinato que cometería al día siguiente, y Giselle, sardónica por naturaleza, apreciaba grandemente la ironía que naturalmente se presentaba en la vida.

Giselle tiró su vaso vacío en un bote cercano y se encaminó al improvisado vestidor en un rincón del hangar; mucho tiempo atrás había perdido los pudores ridículos e innecesarios, así que se desvistió con facilidad y se puso el traje camuflado de francotirador con eficiencia... Un viaje de unos cuantos minutos después y ellos tres se encontraron sobre la gravilla helada de la azotea del edificio que se alzaba frente al hotel donde el blanco debía hospedarse al mediodía siguiente... Sin plan de extracción, eso la ponía nerviosa, más nerviosa si era honesta que la espera de ocho horas o más que tenían por delante, que el calor infernal que tendrían en pleno rayo directo del sol, sobre esa gravilla térmica y completamente cubiertos de esos trajes que les permitirían pasar desapercibidos pero que eran como unos pequeños hornos portátiles de tanta tela que llevaban encima.

Su AC-50 estaba pintada con camuflaje también, por lo que fue fácil situarla en su trípode antes de echarse de panza junto a ella, sintiendo conscientemente cada latido de su corazón contra el suelo duro, cada movimiento de su caja torácica al respirar o cada movimiento involuntario de sus músculos acalambrado por las horas de inmovilidad... Le preocupaban sobre todo sus compañeros: ni Jason Merlyn ni Phil Coulson Hijo tenían poderes especiales y Giselle sabía que el infierno que ella pasaba debía ser más tortuoso para ellos... La deshidratación, los calambres, la respiración del aire tan caliente que casi chamuscaba los vellos de sus narices con su movimiento aéreo.

Pero eran profesionales... La espera era sólo parte del trabajo, la parte fácil si le preguntaban a la chica; aunque creyeran lo contrario, matar nunca se volvía más sencillo, no, ni siquiera cuando el idiota que estaba a unos minutos de morir era responsable de la muerte de muchos agentes y civiles en su búsqueda de la "buena obra de Hydra"... El show estaba a punto de comenzar...

Las ventajas de ser una meta humanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora