LECCIONES DE HUMILDAD (PARTE 1)

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GISELLE BUCHANAN ROMANOFF
NOMBRE CLAVE: "WINTERWIDOW"
NIVEL DE AUTENTICACIÓN: RECLUTA STRIKE
LECCIONES DE HUMILDAD (PARTE 1)

¡Una misión! Giselle no cabía en sí de emoción, prácticamente dando saltitos entusiasmados en su asiento de la nave que los llevaría hasta el lugar del que partirían hacia el complejo escondido de los terroristas islámicos Boko Haram, que habían tomado chicas como ella de rehenes; esa era la razón por la que los llevaban a ella, a Jason Hill y a otros dos reclutas de su equipo... por lo menos eso era lo que les habían dicho: su juventud les permitiría mimetizarse con los captores y las víctimas de tal manera que se infiltraran en la célula sin mucho derramamiento de sangre; especialmente evitando el derramamiento de sangre inocente. De hecho, el plan ponderaba ese aspecto: Los tres reclutas hombres llevarían a una Giselle, que fingiría ser una turista aterrorizada, al campamento para entregarla como prueba de que eran buenas adiciones al equipo y que comulgaban enteramente con sus ideas misóginas y sus procedimientos religiosos retrógradas... Si, la recluta era consciente de que el plan apestaba... Nadie había dicho que los planes de S.H.I.E.L.D. fueran generalmente geniales e infalibles... de hecho, todo lo contrario, la mayoría de las veces, la agencia actuaba como por inercia, inventando planes mientras todo sucedía y salvando las cosas (y las vidas) por los pelos; era la manera de S.H.I.E.L.D., y Giselle no podía quejarse de ello si formaba parte de la agencia también y se había contaminado con muchos de los hábitos que la agencia tenía.

En fin, la chica estaba entusiasmada por ir en una misión, lo suficientemente entusiasmada para pasar de alto el pequeño e insignificante detalle de que, de hecho, estaba a punto de arriesgar su liberta y su integridad física y sexual en un plan que no tenía pies ni cabeza. De Natasha había heredado un poco saludable ego que le permitía confiar en que sus posibilidades eran buenas porque ella tenía todo de su parte para derrotar a sus enemigos: Habilidades de súper soldado, entrenamiento impecable en manejo de armas, combate cuerpo a cuerpo y otras cosas a cual más de útiles e interesantes... Giselle solo olvidaba una cosa muy importante que jugaba a su favor y en su contra: era ridículamente joven, lo que era una ventaja porque le daba más energía y stamina que sus enemigos; pero también la convertía en un blanco fácil por su casi dolorosa falta de experiencia. Por más horas de simulación y entrenamiento que tuviera en su haber, aquel era el mundo real, donde personas reales sufrían torturas reales, padecían dolores reales y perdían vidas reales, y la chica, que había heredado la empatía de James Buchanan Barnes, no se había detenido a pensar en la forma en que involucrarse en aquello afectaría su desempeño. Su propia juventud y cándida inexperiencia hacían que viera aquello como una aventura fabulosa que estaba a punto de emprender, y Giselle había adorado las aventuras desde el momento en que abrió sus ojazos de zafiro por primera vez mientras su madre la sacaba del agua turbia de la bañera en que había nacido y la abrazaba contra su pecho arrullándola, llenándola de besos y llamándola "mi nena". Por más difícil que hubiera sido su vida como recluta de S.H.I.E.L.D. y rareza genética, Giselle siempre había estado sobreprotegida por sus padres y un montón de "tíos" que se había ganado con ese carisma innato que hacía a la niña de Bucky y Natasha una cosita sonrosada e irresistible, aquella era la primera vez que la mimada chica saldría al mundo real a enfrentarse contra monstruos reales... y eso ni siquiera había pasado por su castaña cabeza en ese momento, demasiado encantada con el hecho de que el Tío Nick Fury la considerara apta para ir en una misión.

La voz del agente que piloteaba la nave emanó de los altavoces, sobresaltando a todos los chicos que iban demasiado ensimismados en sus propios pensamientos y haciéndolos caer de golpe a la tierra y prestar atención a sus palabras:

-Les habla su capitán, nos encontramos a 8˚49' de latitud norte y 7˚ 10' de latitud este; estamos sobrevolando las afueras de la ciudad de Lagos... prepárense para saltar -La recluta le dirigió una sonrisita de suficiencia y burla a su colega Jason Hill... recientemente descubierto Stark Hill y se ajustó el arnés; el chico no era particularmente aficionado a las alturas, mucho menos a saltar en un paracaídas, lo que Giselle encontraba hilarante considerando que estaban siendo entrenados para ser los líderes del nuevo equipo Delta Strike. Hill rodó los ojos con expresión de cómico fastidio y se puso de pie con exagerada actitud cansina para seguir a su compañera antes de que el resto del equipo lo hiciera también; la compuerta trasera de la nave se abrió y Giselle corrió para saltar al vacío con una alegría tan evidente que se ganó un bufido exasperado del chico, antes de que la siguiera con una reticencia mucho más evidente.

Las ventajas de ser una meta humanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora