Paranormal 21

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Pero aquella cosa parecía estar demasiado asustada para hablar, para pensar incluso. Sólo la veía con esos ojos muertos muy abiertos que en Giselle provocaban que la burbuja de asco que había estado crepitando en su garganta desde que toda aquella pesadilla había comenzado, hirviera con más intensidad aún si aquello era posible. La sangre de la chica se precipitaba como lava ardiente por sus venas, con un "woosh" que demandaba violencia, que llamaba más sangre, que exigía venganza... A Giselle no le gustaba ser una víctima, la chica había nacido para ser víctimaria y que alguien se hubiera, siquiera, atrevido a pensar en convertirla a ella en una víctima hacía que cada célula y cada terminación nerviosa en su cuerpo se rebelara y clamara venganza...

La negra mancha que le teñía el alma desde su concepción, la que aquellas versiones imperfectas del Suero del Súper Soldado le habían impregnado nada más ser concebida, estaba brillando en medio de toda aquella oscuridad, se le estaba escapando de las manos, de su control, y Giselle, que en cada momento de su vida ejercía una fuerza descomunal para mantener a ralla a aquella parte de si misma que la avergonzaba y aterraba en partes iguales, estaba perdiendo la lucha; el monstruo que latía debajo de aquella perfecta piel de porcelana que parecía casi irreal, estaba luchando por salir, rasgando a través de la carne, la piel y el auto dominio de la chica, rugiendo en un clamor inmenso por obligarla a cederle el control y ella estaba a un empujón de ceder... no hay nada mejor que un monstruo para enfrentarse a otro, después de todo.

Giselle cerró los ojos por un largo, largo instante, respirando profundamente: dentro-fuera, dentro-fuera, tratando de enfocar su fuerza y su voluntad en el sonido que su respiración, que su corazón, sus pulmones, su cuerpo entero, realizaba; en esa técnica de relajación que su mamá venía practicando con ella desde que era muy pequeña... pero no funcionó, se sentía lo suficientemente ultrajada como para que, en esta ocasión, todo ese rollo de ser buena y ser heroína le ganara a las ganas de rasgar aquella cáscara inerte que contenía aquel ser despreciable con sus dedos desnudos... bien sabían los dioses que podía hacerlo y que probablemente ni siquiera parpadearía ni sentiría remordimiento alguno. Aquella cosa no era humana, ni siquiera divina; no creía que estuviera viva, nada la orillaba a protegerla... Nada.

Finalmente, abrió los ojos que brillaban como dos gemas preciosas en aquel mar de alabastro que era su pálida piel, y fijó aquella mirada paradójicamente helada y febril en la cosa que se encogía de miedo ante ella... su pánico era tan evidente que Giselle podía olerlo, sentirlo crepitando como electricidad en el aire alrededor de ella y aquello la enervó aún más. El monstruo que luchaba por salir desgarró sus ataduras y salió victorioso, rugiendo, clamando por sangre... y Giselle le cedió el paso.

Con un movimiento tan rápido que era evidentemente sobrehumano, Giselle recuperó la daga que pinchaba la mano masculina al brazo del sillón, ganándose un alarido en respuesta... aunque no pudo gritar por mucho tiempo, un burbujeo siguió al sonido de succión invertida que saludó la hoja de su puñal enterrándose en el centro de su pecho, el "crack" horrible y aterrador que siguió a todo aquello le dijo que había atravesado esa barrera, irrisoria para alguien con súper fuerza como ella, que era el esternón: -Veamos si el corazón que te robaste late aún -Le siseó, el terciopelo negro de su voz destilaba veneno, lo suficiente para ahogarlos a ambos si ella aún fuera ella misma.

Un aleteo de su mano rasgó el pecho masculino en dos hasta dejar al descubierto el órgano medio palpitante y cubierto de la misma sangre negra y parcialmente coagulada que ahora lo impregnaba todo. -Habla... -ronroneó perezosamente la chica, empujando con la daga para abrir el espacio entre los fragmentos de esternón de tal manera que le quedara visible el órgano que buscaba; la mano que aún sostenía el arma se adelantó hasta que el cañón tocó la frente masculina; Giselle tenía una misión, aquello, en medio de la bruma de violencia y sangre, seguía estando bien claro. Necesitaba esconder la vida de los que ella amaba de aquella cosa maldita que los había marcado ya. -Ahora -volvió a murmurar, no parecía dispuesta a gritar ya, prefería que sus acciones demostraran que no estaba bromeando porque empujó aún más con la afilada daga hasta que sintió el duro músculo cardiaco ceder ligeramente bajo su presión -¿Como te destierro de nuestras vidas?

Las ventajas de ser una meta humanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora