Entrenamiento matutino (Parte 1)

46 4 2
                                    

Tenía que volver al ruedo tarde o temprano, dejar la complacencia de lado y retomar su vida, había sido diseñada para eso desde el vientre de su madre, después de todo... Quizá, si recordaba que era una chica fuerte, una soldado perfecta, podría con los pánicos nocturnos en los que despertaba, bañada en sudor frío y con el corazón desbocado, sintiendo que caía en picada sin nada que la detuviera... Las noches eran lo peor de todo, y eso, considerando que siempre tenía los fuertes brazos de Tristen para detener su caída onírica y su pecho para recostarse tratando de recuperar el aliento, era sencillamente patético, si se lo preguntaban.

Se levantó con cuidado de no despertarlo, deslizándose fuera de sus brazos y fuera de la cama, sin hacer el menor ruido. El fantasma del dolor quiso incordiarla, pero no se lo permitió, ya no tenía nada roto y todos sus órganos se habían curado, no dejaría que sus miedos dejaran en su cuerpo, la impronta visible de un recuerdo que quería desechar completamente de su memoria.

Se vistió con rapidez, frunciendo con desagrado los labios al ver que el traje de piel le quedaba ligeramente grande, había perdido peso los días de convalecencia, tenía que trabajar para recuperar la masa muscular que le había robado Hydra con su trampa.

Dudo un largo momento sobre qué entrenar, las armas de fuego eran su elección habitual, pero ese día quería más acción física, quería cansancio, quería recordar lo que amaba de las misiones y el campo de batalla, hacer que la adrenalina bombeara a través de sus venas y volver a sentirse viva, por eso eligió la espada, el peso olvidado la tomó desprevenida cuando cerró sus manos en torno al puño, y la hizo trastabillar antes de meterla al tahalí, definitivamente tendría que trabajar duro si quería quitarse las semanas de óxido que parecían acumularse en su cuerpo después de tanto tiempo en el hospital casi agonizando.

Se volvió y tuvo que ahogar un sonido de sobresalto al ver a Tristen de pie ante ella, completamente vestido y armado... A veces olvidaba que no era la única súper soldado en la habitación... Como parecía olvidar como respirar y articular palabras en ese momento, el hijo de Steve Rogers era un maravilloso espécimen, y verlo de pie ante ella, en una visión del guerrero perfecto, casi la hizo olvidar las resoluciones de un instante antes por arrancarle cada prenda como un niño pequeño desenvolviendo un regalo largamente ansiado...

-¿Vamos a entrenar, Eh? -Su voz rompió la fantasía erótica que su mente comenzaba a hilar y la hizo sonreír, pensando lo idiota que había sido pensando que podría escabullirse de su lado así como así... Allá en Nigeria, al tirarse del avión en llamas sin paracaídas, lo había aterrorizado, debería saber mejor que no dejaría que se le escapara tan fácilmente, quería vigilarla en todo momento y asegurar que no se escurría demasiado lejos de sus manos para poder retenerla...

Cerró sus dedos sobre el puño de su espada y extendió su mano libre hacia él, con una sonrisa francamente sexy e incitadora, entrenarían juntos... Eso tenía que ser interesante...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 09, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Las ventajas de ser una meta humanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora