— Me duele el estomago —me quejé.
— ¿Como no te iría a doler? —preguntó el cucho con ironía—. Comiste como loca anoche.
— Pero no te amargues, anciano —bufe.
— No me interesa.
Me paré de la cama.
— ¿Y donde están mis dos zopencos? —le pregunté a Irak.
— Al otro lado del castillo —contestó—. Sus habitaciones no se situaron en esta parte del castillo, lo lamentamos —no demostró ningún interés.
— ¿Quien te hizo así? —pregunté.
— ¿De que habla?
— Olvídalo, lo descubriré yo misma.
— Soy educado —se encogió de hombros.
— ¿Me estas diciendo mal educada? —pregunté con indignación.
Rodó los ojos.
— Usted y yo vamos a hacer muchas cosas hoy —se paro de la silla—. Tenemos que empezar las clases, recorrer el castillo.
— Haremos todo —sonreí—. Bueno, lo de las clases tal vez no, pero...
— Usted misma lo dijo, haremos todo hoy —se acercó a mi—. Albert y Palmer ya están empezando sus clases.
Arrugue mi nariz.
— No puedes ser más aburrido ¿verdad?
— Y usted no puede ser más adorable ¿verdad? —llevó su mano a mi mejilla.
Era tan cálido.
¿En que estaba pensando?
— ¡¿Adorable?! —retrocedí—. ¡Estas loco, no soy adorable! Vete al diablo.
— Arréglate —me miró de abajo hacia arriba—. Le doy quince minutos.
— Ve a darle tiempo a tú padre, y me demoraré todo lo que yo quie...
— Mal criada —masculló antes de salir de la habitación.
Gire sobre mis talones y busque mi maleta.
Tenía que acomodar la ropa que tenia en esa maleta, y sacar la demás a la basura.
— Que inteligente, Harmony —me felicité.
Suspiré.
¿Que me ponía?
Cogí unas botas negras.
— No te vayas a poner camisas grandes —se escuchó el grito de Irak—. Ve al armario, allá hay muchas blusas.
— ¡Mantén tu maldita boca cerrada! —exclamé.
Cogí un suéter de lana blanco, y mis típicos jeans.
— Te jodes, nombre de país —grité.
Sonreí y me metí al baño.
* * *
— Es increíble que no me haya hecho caso —murmuró enojado.
Seguíamos recorriendo el castillo.
Ya habíamos recorrido como diez habitaciones, donde se podían apreciar retratos de antiguos reyes, cosas que pertenecían a ellos, entre más.
También había bibliotecas que de seguro a Palmer le iban a encantar.
— Por lo menos se puso una blusa debajo de ese suéter ¿verdad? —preguntó con el ceño fruncido.
Mordí mi labio inferior.
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Nueva princesa, nuevo problema [LHC #1]
RomanceBilogia: "Los Hermanos Craft" (Libro #1). ❝Eran dos motores muy diferentes que al unirlos pasaban los límites de la velocidad❞. * HISTORIA COMPLETA. * PRÓXIMAMENTE SERÁ CORREGIDA. * PROHIBIDO SU COPIA O ADAPTACIÓN.