Capítulo 43

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Canción:

Erik Jonasson - Like A Funeral 





Irak no me había dicho la razón por la cual nos habíamos ido de aquella ciudad.

Ya habían pasado unas semanas y yo estaba molesta.

Porque, primero; estábamos como tres o cinco horas de Grantham, en pocas palabras... más cerca.

Y segundo; Irak seguía igual o más distante que antes.

Sus palabras eran cortas, ya casi ni hablábamos.

Parecíamos dos personas desconocidas viviendo bajo el mismo techo.

Y yo me había alejado de todo, y también Irak. Ya casi ni salíamos, es que no salíamos.

Y él no dejaba que me acercara a algo que me diera noticias de lo que estaba pasando en el mundo.

Me sentía tan atrapada, encerrada.

Irak había cambiado, y sabía que yo también. Pero él estaba muy distinto. Se estresaba más, su enojo era mayor, él ya no era el mismo.

Mi Irak había desaparecido.

— Tienes el color de tu cabello muy lindo —me sonrió el moreno que tenía frente a mí.

La peluca rosada.

— Gracias —sonreí—. Tú igual.

— Pero es marrón.

— El color marrón es un color.

— Pero muy común.

— Pues muy común, hermano.

Rió.

— ¿Y qué te trae por aquí? —me preguntó.

— Pues nada. Ya sabes, conociendo nuevos lugares. Buscando tranquilidad.

— ¿Estás de visita?

— Pues sí —contesté—. No sé cuánto tiempo estaré aquí.

— Te me haces muy conocida a alguien, pero aún no sé a quién.

— Me lo dicen mucho —alcé mis hombros—. Pero no lo trates de averiguar —reí.

El moreno me miró con el ceño fruncido.

— Tienes unos ojos verdes muy bonitos —sonrió.

— Tus ojos marrones también son lindos —sonreí.

— La mayoría de personas lo tienen.

— ¿Y eso que tiene? —reí—. Eso no los vuelve los más feos.

— Pero tampoco los más lindos.

— Eso lo sé, pero de igual manera los ojos son únicos.

— Eres una chica muy interesante.

— ¿Gracias?

— Y rara —agregó—. ¿Por qué golpeaste a ese chico?

— ¡Ay, pues, oye! —exclamé—. Me tocó el trasero, ¿qué querías que hiciera? ¿Qué me quedara como: ay, me toco mi trasero, da igual? No, que se coma una mierda. Y ojala lo haya dejado sin hijos —gruñí.

— Uy, pero cálmate, fiera —rió—. No te lo decía de la mala manera. Solo es es algo muy... ¿Lindo?

— ¿Lindo? —bufé—. Eres la primera persona que conozco que dice que golpear a alguien es lindo.

Nueva princesa, nuevo problema [LHC #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora