Capitulo 42

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— ¡Estoy cansada, Irak! —le grité—. ¡Estoy cansada!

— Pues si estás tan cansada de esto vete, aléjate de mí —alzó la voz—. Nadie te lo está impidiendo, Harmony.

Cerré mis ojos con fuerza al recordar nuestra última pelea.

Nada estaba saliendo bien. Todo se estaba volviendo una gran mierda.

Los últimos meses nos habíamos estado cambiando de ciudad.

Todo fue lindo al principio.

Conocer nuevas cosas, nuevas personas, comprar alguna que otra cosa, tomarnos fotos, tomarle foto a todo. Había sido chévere.

Ya no, ya nada era así. Todo estaba mal.

Abrí mis ojos, y cogí el calendario.

Agosto.

Me había perdido todo.

Todo.

El cumpleaños de Albert, de mi Félix, de mi madre.

Todo estaba perdido.

— Regresa conmigo —la voz de Félix hizo eco en mi cabeza.

Empecé a llorar.

— ¿Qué crees que deba de hacer, mamá?

— No puedo ayudarte en esto Harmony.

— Eres mi mamá, te necesito —sollocé.

— Tu elegiste esto sola. Lo siento, no sé que debas hacer.

Yo lo elegí sola.

— Por favor —murmuré—. Regresa.

Empecé a rasguñar mi cuello.

Nada estaba saliendo bien, todo se estaba cayendo.

— Palmer está mal de nuevo, Harmony. No se ve bien.

— Dile que lo siento, Félix.

Me había alejado de mi familia, por un simple capricho mío.

Inmadura.

Estúpida.

Patética.

— ¿Qué no soy? —limpié mis lágrimas.

Entré al baño y me miré al espejo.

— Vamos a volver a ser rubias —murmuré.

Lavé mi cara, y luego la sequé.

— Estás horrible —reí al verme en el espejo.

Dios mío.

¿Por qué me reía?

Mis ojeras estaban muy marcadas, mi cabello terrible. Era un caso perdido.

Miré el cuello de mi reflejo.

— Me hubiera rasguñado en otra parte —bufé.

Me quité la camiseta que tenía.

Olía a Irak.

— Patética —murmuré.

Volví a mirarme al espejo.

Estaba delgada.

— Ay, Jesús —arrugué mi nariz—. Necesitamos tres hamburguesas.

Mis costillas estaban marcadas.

Nueva princesa, nuevo problema [LHC #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora