Capítulo 64

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Canción:

Jaymes Young - What Is Love.





—Deja de joderme, Irak —le ordené—. Ah, Merlinda, dile que deje de joderme.

—Irak, no la molestes más ¿sí?

—No, ella hace rato también me lo estaba haciendo, así que no —su agarre en mis muñecas se hizo más fuerte.

—¡Por Dios, Irak, me lastimas! —alcé la voz.

—Pues imagínate que esa enterrada de uñas que me diste también, así que no te quejes.

—Ah... ya claro, pero cuando te las entierro en la espalda ahí sí no te duele ¿verdad?

—Cállate —me acercó a él—. Eso es algo muy diferente, Harmony, y por favor sé prudente —habló entre dientes.

—¿Te vas a enojar? —sonreí con malicia—, porque si a ser así, te aseguro que seré más imprudente de lo normal.

—¿De verdad? —elevó sus cejas.

—Sí —contesté.

Pegué un grito al ver que me apretó con mucha más fuerza.

—¡Irak! —exclamó Merlinda—. ¿Desde cuándo dejaste de ser amargado e introvertido?

—Ella quiere que me agrade y sale diciendo esas cosas —gruñó.

—Ya deja en paz a Harmony, es una mujer.

—Entiendo eso, pero... ¡¿ya viste mi brazo?! —agrandó sus ojos—. ¡Exijo igualdad de género!

—Tú eres más fuerte que ella y además, Harmony no ha de ser brusca.

—Ajá, ya claro —se rió.

—Irak, en serio ya me estás lastimando.

—Ay, que pesar —fingió preocupación—, pues imagínate que mi dolor fue tres veces peor.

—¡Deja de ser brusco! —pedí.

—Pero si eso es lo que te gusta a ti —susurró en mi oído—. A ti te gusta que yo sea dulce pero a la vez seco, suave pero a la vez duro y no te agrada nada la delicadeza.

—Pero no aquí, sabes muy bien dónde y cuándo me gusta que seas así —murmuré.

Aclaré mi garganta.

—Es lindo este lugar, me gustan mucho las zonas verdes, también me gusta esta cabaña que tienes aquí—comenté.

—Siempre me han gustado los lugares así, son maravillosos y pacíficos.

Miré a un lado.

Estaba lloviendo muy fuerte.

—¿Te gustaría mojarte? —sonrió.

—¿De que forma?

—Mmm... no hables en doble sentido ¿sí?

—¿Por qué?

—Porque mi madrastra esta a nuestro lado y si me provocas yo no quiero que me vea... tú ya sabes.

—¿Qué te cuesta decir, duro, erecto, excitado o caliente? —pregunté, entrecerrando mis ojos.

—No, nada... nada, sólo que ella está aquí con nosotros y nos puede escuchar.

—¿Y eso que? —suspiré—. Alex y ella también deben de tener sexo.

Nueva princesa, nuevo problema [LHC #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora