Los días pasaban, y yo por mi parte me comunicaba con mi madre, mi abuelo, Félix, y Albert.
Mi relación con Irak no iba ni para arriba ni para abajo. No iba para ningún lado.
Yo estaba bien, sentirlo a mi lado era lo único que quería, aunque estaba sospechando que me estaba ocultando algo.
A eso no le tomaba mucha importancia.
Sus cambios de humor seguían, unas veces era tierno, otras amargado. De hecho ya había tenido varios ataques de ira, y yo solo me alejaba de él cuando eso sucedia, no quería que ocurriera lo mismo que antes.
Nada estaba mejorando, pero de alguna forma yo me sentía tranquila, y feliz.
¿Feliz por qué si nada estaba mejorando?
La verdad es que no sabia el por qué.
Miré el teléfono de Irak que había comenzado a sonar.
Lo cogí entre mis manos, y fruncí mi ceño.
Jessie.
Me parecía un nombre lindo.
— ¡Irak! —grité—. Jessie te llama.
Gruñí al oír que el pendejo no contestaba.
— Dios mío —murmuré.
Dejé que el celular sonara, no iba a perderme la película que estaban presentando.
Cuando vi a Irak salir del baño le hablé:
— Jessie te estaba llamando.
Me miró con nervios, o al menos así lo sentí yo.
— ¿Estás bien? —fruncí mi ceño—. Ella te estaba llamando, así que dejé que ese aparato sonara.
— Bien —se sentó en la cama.
— Ajá —murmuré.
— Será mejor que lo apague —sonrió—. ¿Puedo hacerte una pregunta?
— Sí.
— Tienes dieciocho años, ¿por qué sigues estudiando?
— Me metieron un año tarde —contesté—. ¿Por?
— Por nada, simple curiosidad —se acostó.
Mordí mi labio inferior.
— ¿Cómo conociste a Albert, y a Palmer?
— Estaba en segundo de primaria, y estábamos en un paseo escolar. Yo estaba aburrida de seguir a la profesora así que, me alejé del grupo en el que estábamos todos —reí—. Albert me siguió, y Roberta también.
— ¿Roberta? —se rió.
— Ese es el nombre de Palmer, no estás esperando a que un apellido sea un nombre.
— ¿Palmer es un apellido? —frunció el ceño.
Bruto.
— Es muy obvio, Irak —sonreí—. A Palmer no le gusta su nombre, pero no se lo quiere quitar porque ese fue el nombre que le puso su madre.
— ¿También murió?
— Sí —murmuré—. Era una gran mujer.
— Oh.
— En fin, no metamos cosas tristes aquí —suspiré—. No sé porque me siguieron, pero lo hicieron de alguna razón u otra. Ellos se presentaron como siempre, y ahí, Justo ahí. Albert dijo que le gustaban los niños, y no las niñas.
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Nueva princesa, nuevo problema [LHC #1]
RomanceBilogia: "Los Hermanos Craft" (Libro #1). ❝Eran dos motores muy diferentes que al unirlos pasaban los límites de la velocidad❞. * HISTORIA COMPLETA. * PRÓXIMAMENTE SERÁ CORREGIDA. * PROHIBIDO SU COPIA O ADAPTACIÓN.