Capitulo 14

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— Ya pueden bajar —avisó Rogger.

Sonreí.

Había despertado hace poco. Irak, él fue. 

Me dieron ganas de asesinarlo.

Bajé de la limusina, junto con mis dos zopencos.

— Tengo sueño —murmuró Albert.

— Yo igual, al entrar allá, iré a dormir —dijo Palmer.

Empezamos a caminar hacia la entrada del castillo.

— Me encantaría dormir contigo, pero tengo cosas que hacer —Julián sonrío.

— Si fueras con ella a "dormir" —hice comillas con mis dedos—, no irían exactamente a "dormir"— volví a hacer la acción anterior.

— Ella tiene razón —habló Irak.

— Bueno, no creo que tú, amigo mío, le pongas algo de trabajo a ella. Solo te vas a charlar y a reír.

— ¡Oye! Ayer en la noche me puso a hacer unos ejercicios de matemáticas, y a leer algo de ese maldito libro de álgebra —me defendí—, mientras ustedes estaban "haciendo lo mismo que nosotros" —hice de nuevo las comillas con mis dedos.

— Pues Gabriela no ríe conmigo, es muy estricta y seria, más que Irak —comentó Albert.

— No siempre es así —comenzó a hablar Irak—, deje que confíe en usted y se reirá de cualquier cosa, y no soy serio —gruñó.

— Claro, y yo estoy enamorado de Harmony —dijo Albert con sarcasmo.


— ¿Eh? —preguntó Irak de mal humor.

— Confirmado —murmuró Albert.

Entramos al castillo y nos recibió mi tía y una chica al lado de ella.

— Julián —lo llamó mi tía.

— ¿Señora? —se acercó a ella.

— Cógelo —le estiró un periódico—, ah... y tu madre quiere hablar contigo, llámala.

Asintió.

Giró y camino hacia Palmer.

— Nos vemos luego, cariño —besó sus labios por un segundo.

Ella asintió luego de separarse de él.

— ¿Donde están Cristopher y Leila? —me preguntó Daly.

— Se quedaron en London. Cristopher me mando a decirte que te comieras una mierda si querías que ellos se quedaran allá solo un día.

— Comprendo —sonrío—. Por otro lado, ella es la princesa Kelly. Su reino es de Inglaterra, también.

— Es un placer conocerte —estiró su mano.

— Le diría igualmente, pero... —paré al ver la mirada de desaprobación de mi tía—, pero es un placer conocerla —sonreí a la fuerza.

Estreche su mano.

— ¿Que hace ella aquí? —pregunté curiosa.

— Seré la encargada de elegir tu vestuario, maquillarte... manejar lo que comes. Ya sabes, lo esencial —sonrío.

— ¡¿Que?! —pregunté exaltada.

— Podríamos platicar los tres afuera en el jardín, y colocarnos de acuerdo en el horario, ya que por lo que veo. Él príncipe Irak, cumple la función como tu tutor —sugirió.

— Esa es una grandiosa idea —felicitó mi tía.

Estaba haciendo frío, pero, por lo menos tenia una chaqueta. La chaqueta de Irak.

Nueva princesa, nuevo problema [LHC #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora