Capitulo 38

70.5K 4.1K 913
                                    

Busqué a Irak con mis manos, aunque tenía los ojos cerrados.

— Irak —gruñí—. ¿Dónde estás? Me da flojera abrir los ojos.

Después de ver que no había respuesta, traté de dormir de nuevo.

— ¡Irak! —exclamé.

Nada.

— Pendejo —gruñí al abrir los ojos.

No estaba.

Miré hacia la ventana, ya estaba saliendo el sol.

Me estaba sintiendo mejor que ayer.

— Ay, Dios —murmuré al recordar lo de anoche.

Me quité las sábanas de encima.

— Irak —grité.

Tenía su camiseta puesta, debió de ponérmela él.

Empecé a tallar mis ojos con las manos.

— ¡Princesa! ¿Cómo has amanecido?

— Te daré un consejo, querido. Cuando hagas el amor con una mujer jamás, jamás, jamás dejes que se  despierte sin ti ¿has entendido?

Alejé mis manos de mi cara, y miré a Irak.

— Entonces me comeré el desayuno solo —murmuró.

Sonreí.

— Amanecí muy bien —contesté a su pregunta—. ¿Y tú?

— Excelente —sonrió.

Me acerqué a él, y lo bese durante unos segundos.

— Anoche... yo... eh... fue... —dejó de hablar.

Reí al ver sus mejillas rojas.

— Eres tan adorable —deposité un beso en sus labios—. A mi me encanto lo de anoche —murmuré.

— A mí, también, sí... eh, yo... —suspiró.

— ¿Por qué estás nervioso? —reí—. No hicimos nada malo anoche, solo hicimos lo que dos personas que se quieren mucho hacen. Lo hacen todos.

— Sí —susurró.

— Además, nos protegimos. Eso fue lo importante ¿no? —acaricié su pecho.

— No se cómo se te facilita hablar de... de eso —me acercó a él.

— ¿Del sexo? —elevé mi ceja izquierda—. Todas las personas tienen sexo ¿no? Es decir, pues... confío en ti, Irak.

— Lo... lo sé, princesa.

Sonreí.

— ¿Vamos a desayunar? —entrelazó su mano con la mía.

— ¿Después nos bañamos juntos? —mordí mi labio inferior.

— Sí, sí, me encantaría.

Cuando desayunamos no nos quedamos en silencio, todo lo contrario, no falto nada de que hablar.

Reímos, jugamos, me sentía bien al estar a su lado. No me quería separar de él.

Pero sabía que algún día todo se iba a acabar, todo se iba a quedar en el olvido, él iba a dejarme de querer, y tal vez yo también. No me importaba, quería disfrutar cada momento junto a él.

Después de alistar la ropa me metí al baño.

Abrí la llave del agua caliente y luego de la fría, tenía que esperar a que se llenara la bañera.

Nueva princesa, nuevo problema [LHC #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora