Capitulo 51

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Canción:

Yiruma - Love me.




Miré nuevamente a Matías, el cual estaba entretenido jugando su videojuego.

Suspiré.

—¿Segura que no quieres jugar? —preguntó, sin dejar de ver la gran pantalla que estaba frente a nosotros.

—Ya te dije que no, no estoy de genio para ello —contesté, algo irritada.

—¿Debo alarmarme por eso? —pausó su juego y se dispuso a mirarme—. ¿Estás en tus días? —frunció el ceño.

—No, todavía —resoplé.

—¿Estoy siendo un imbécil? —preguntó cogiendo mis manos—. Sé que estás así por Irak, pero yo estoy en el último nivel de este juego...

—Maty, no estas siendo un imbécil. ¿Por qué lo estarías siendo de todos modos?

—Porque sé que estás mal por él y aun así yo le estoy poniendo atención a eso —señaló la pantalla—, en vez de a esta hermosa niña —me señaló a mí.

Sonreí.

—Así te ves más linda, niña de mi corazón —acarició mi mejilla—. ¿Quieres que hagamos otra cosa?

—¿Cómo qué? —fruncí mis cejas—. Está lloviendo y no quiero jugar videojuegos.

—¿Dónde está Albert y Palmer?

—Tú mismo te diste cuenta que están abajo tomando chocolate —bufé.

—Relájate —rió.

No podía hacerlo.

—Mejor voy a hacerles compañía, allá abajo —me fui a parar del sofá, pero Matías me jaló con rapidez hacia él.

Rodé mis ojos.

—No estoy de genio para esto, lo sabes, ¿verdad?

—No quiero quedarme aquí solo, has venido a pasar tiempo conmigo, no con ellos. Además, los tienes todo el tiempo.

—Albert no se quedará aquí en Grantham para siempre, y Palmer, ya te dije que se irá —murmuré.

—Lo sé —sonrió—. ¿Qué tal tu relación con Albert?

—Pues nada, normal.

—¿Él no era gay? —frunció el ceño.

—Le va a tomar un tiempo aceptar que es bisexual, pero lo hará.

—Hay muchas fotos de ustedes.

—¿En el internet?

—Sí.

—Pero lo hemos dejado de hacer o yo por mi parte, no sé, por ahora no me siento bien besando a otra persona —resoplé.

—Deberías dejar de pensar tanto en Irak.

—Me es imposible no hacerlo, es que no me saco de la cabeza eso de su compromiso, no... fui una estúpida ¿sí? —suspiré—. Tuve todas las pruebas frente a mí y yo de alguna forma no me quise dar cuenta y no sé por qué pasó eso.

—El amor ciega.

—Sí, pero yo...

—¿Podrías dejar de echarte la culpa?

—En parte también tuve la culpa, Maty.

—Él te engañó.

—Y yo...

Nueva princesa, nuevo problema [LHC #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora