Fuera de control

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Jason estaba muerto. O así él se percibía. Todo esto era simplemente un mal sueño ¿verdad? Él solo debía pellizcarse el brazo y despertaría para darse de cuenta que ella estaría viva ¿cierto? El hijo de Júpiter observó una tormenta de nieve acercándose peligrosamente a la nave, él caminó hasta donde estaba reunido el grupo a pasos lentos y tambaleantes observó a todo el grupo excepto a Piper, quien estaba en su habitación y Reyna, quien estaba muerta. Él nunca se había percatado de cuan importante era su presencia hasta este instante.

Jason le dirigió una mirada de odio a Calipso, quien sabía lo que estaba por suceder pero nunca hizo nada para prevenirlo.  Todos los abatidos chicos notaron como el aire se tensó tanto al punto que era difícil respirar.

—¿Jason...?— Preguntó Hazel con notable miedo.

La hija de Plutón notó que Jason no estaba en sus facultades mentales.

—Jason, ¿Qué pasa?— Ordenó Hazel.

Todos observaron a la semidiosa, quien apretaba la empuñadura de su espada como si su vida dependiera de ello.

—Tú— dijo Jason apuntándola con el dedo, pero no era a Hazel. Él apuntaba a Calipso. –Tú tienes la culpa de que Reyna esté muerta.—

Leo rápidamente se puso alerta, sus manos cobraron llamas. Pero Calipso se puso de pie y puso una mano sobre el hombro de su novio. Todos los demás chicos miraban la discusión como si fuera un infartante partido de tenis.

—Jason Grace, tu no lo comprendes. Mi deber es prevenir lo que debe ser prevenido.—

Leo observó la escena y rápidamente buscó a Percy con la mirada, quien observaba la conversación como si se tratara de una discusión entre dioses.

—¿Prevenir?— Dijo Jason con sarcasmo. —Pudiste haber prevenido tantas cosas días atrás y no lo hiciste.—

—Hay muertes que no pueden ser prevenidas.— Susurró Nico, recordando lo que Hades había dicho en Portugal meses atrás.

Jason le dirigió una mirada por encima del hombro, y caminó hacia Calipso, jugando con su moneda inquietamente.

—Apártense.— Ordenó Jason a los demás.

Percy y Leo intercambiaban miradas constantemente, indecisos de qué hacer.

—Hagan lo que les dice.— Dijo Calipso.

Los chicos se apartaron, todos menos Leo y Percy quienes se quedaron tras Calipso todo el tiempo. Ella desenvainó su espada, pero todo pasó demasiado rápido.

—Jason, sea lo que sea que te pase por la mente, contrólate.— Dijo Leo.

—Cállate, Valdez.— Ladró Jason Grace.

Percy le suplicó a Annabeth con la mirada que buscara a Piper, pero cuando Annabeth corrió hacia la puerta Jason invocó unos vientos y la haló nuevamente al suelo.

—¡Hey!— Gritó Percy. —¿Quién crees que eres? Esa es Annabeth, tú la conoces. Tu nos conoces a todos, Jason. No deberías actuar así.—

—¿Piensas atacarme, Grace?— Dijo Calipso mostrando valentía.

—Jason, no lo hagas. Esto no es lo que Reyna hubiera querido.— Intentó razonar Sadie.

—¡Reyna está muerta!—

En ese momento todo se salió de control. Carter y Nico se levantaron e intentaron tranquilizar a Jason, pero este creó una pared de viento que los aisló a todos de Percy, Leo y Calipso. El hijo de Poseidón caminó lentamente hasta Jason, pero este lo hizo caer al suelo de un puño.
•••

—¡Sadie, ahora!— Gritó Carter.

Sadie tomó su báculo e invocó un hechizo, pero los vientos de Jason eran demasiado fuertes. Frank se convirtió en ave e intentó salir, pero era como si Jason hubiera hecho una celda de viento.

Percy se puso en pie y junto con Leo intentaron tumbar a Jason al suelo.

—¡Rápido, busca a Piper!— Dijo Leo a Calipso.

La chica corrió adentro del barco, pero Jason era demasiado fuerte e invocó vientos que hicieron caer cosas sobre Calipso, dejándola atrapada.

Eso le hirvió la sangre a Leo.

Leo lo observó con una mirada que nunca nadie había visto y su mano cobró llamas. Percy envió una ola sobre ambos chicos y la ola los envolvió a ambos. De repente alguien gritó:

—¡Alto!—

Los vientos, el agua, el fuego y los gritos de desesperación de los chicos cesaron. Piper McLean había aparecido con su daga en mano, la cual aún mostraba imágenes de lo que había sucedido afuera mientras ella estaba en la habitación.

—Basta, ¿Okay? Esto no es lo que Reyna hubiera querido.—

Ella vio como Hazel asentía lentamente. Jason ayudó a Leo y Percy a ponerse de pie, todos lo observaban extraño. Piper, luego de fulminar a toda la flota con la mirada, se acercó a Jason y le abofeteó el rostro. Ella pudo oír a Leo mascullar un Ohhhh. Luego, puso una mano sobre su frente y susurró:

—Hay un eidolon en tu interior.—

—¿Qué? Hay, no otra vez.— Se quejó Frank.

Calipso salió aguantando una compresa sobre su mejilla.

—¿Cómo se supone que esto nos ayude en nuestra misión?— Preguntó Sadie. —Quíone nos está poniendo en contra unos con los otros.—

—Exacto. Eso es lo que ella busca.— Dijo Annabeth.

—Si nos debilita— susurró Calipso —, estamos muertos. Ella busca debilitarnos a todos. No tanto física, sino espiritualmente. No tomen nada personal, chicos. Especialmente si saben que proviene de ella.—

Nobles AlmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora