Nobles Almas

Perdidos

HOLAAAAAAAAA!!! ¡No no he muerto! 😆😅😅😅 simplemente al estar cursando mi último año de secundaria (High School, como le llamen) he tenido bastante trabajo y bueno, por eso me he demorado tanto, además de que no me gusta andar subiendo solo un capítulo, me gusta subir varios el mismo día y como ando ocupada me tardo mucho. Espero que puedan perdonarme esa 😕
•••

Leo había sentido miedo en muchas ocasiones, pero él nunca había sentido lo que era perder a un amigo. Tal vez porque nunca se había quedado en un lugar por mucho tiempo para conocer lo que era uno ¿Amigo? ¿Cuántas veces hay que darle de comer a eso? Leo solía pensar. Pero ahora al tener a Jason muriéndose en sus manos, incapaz de pronunciar una palabra,  él se había dado de cuenta que estaba entre verdaderos amigos. Annabeth Chase había tenido que darle medicamentos a Piper para que se calmara. La hija de Afrodita realmente lo amaba, aunque hubieran ocasiones en que pareciera todo lo contrario. Todo se había convertido en un caos total.

Llevaron a Jason a su habitación y buscaron compresas calientes para aumentar su temperatura. Annabeth había aconsejado a los demás que dejasen a Leo y Piper solos con Jason, y así hicieron.

—Piper...— gimió Jason.

Piper no respondió. Ella se sentó recostando su cabeza de la puerta. La chica veía como Leo le daba ambrosía a Jason. Ella pasó sus dedos por la frente de su novio y sintió que viajó en el tiempo. Observó parte de la vida de Jason e inclusive varios de sus pensamientos. Muchos de ellos tan dolorosos y tristes que ella pestañeó varias veces para caer en tiempo presente. Los héroes no tienen finales felices, pensó.

—Pensé que quien iba a curarlo eras tu, Reina de la Belleza.— Dijo Leo, sonriendo.

Él la trajo nuevamente a la Tierra. Piper dejó salir una sonrisa y se levantó para sentarse en la orilla de la cama, apretando la mano de Jason suavemente. Ella sintió mucho miedo no solo por Jason, sino por todos los demás que andaban en esa misión con ellos. Temía por la vida de Annabeth, Percy y Grover, quienes eran los más experimentados del grupo. Temía por Hazel, Calipso y Frank, quienes eran los más dulces y los más amigables chicos que ella pudo haber conocido. Temía por Carter y Sadie, eran nuevos pero ella se había encariñado de ellos rápidamente. Temía por Reyna, la poderosa Pretor tal vez podría volver a la vida y nunca perdonarle lo que le hizo. Piper nunca quizo hacerle daño. Temía por Jason y Leo. Sus mejores amigos quienes estuvieron ahí desde el principio.

—Chicos...— gimió Jason nuevamente.

—Cállate, Come Grapadoras, me diste un susto de muerte.— Ladró Leo y lo hizo tragar una gran cucharada.

—Leo...—

—Has silencio, Hannah Montana, y cómete tu ambrosía.—

Piper probó un poco de ambrosía, sabía a mouse de chocolate. Ella miró a Leo, quien ayudaba a curar a su amigo sin importar qué. Ella quería que Jason se recuperara pronto para poder así ir a buscar a Nico, Hazel, Calipso y los hermanos Kane. Si Quíone los rastreaba a ellos también...hay Dioses...

—Bueno— dijo Leo —, el antiguo trío a regresado. Reina de la Belleza, La Súper Come-Grapadoras y el Chico Reparador.—

—Leo, creo que deberíamos hablar.—!Dijo Piper cortándolo en seco.

Leo dejó salir una risa seca y nerviosa. —Uh, no.— le dio una gran cucharada de ambrosía a Jason.

—Leo, basta, vas a matarlo. Ven un momento conmigo, esto es importante.—

Leo vaciló por unos segundos y luego de tomar un poco de néctar siguió a Piper hacia afuera de la habitación.
•••

Había pasado un rato grande. Jason ya había abierto los ojos. Él se encontró solo en su habitación. No recordaba lo último que había pasado hasta que de repente Piper y Leo entraron riendo a la habitación. Su novia le dirigió una mirada tanto cortante, pero Leo le sonrió como de costumbre y
lo ayudó a Jason a sentarse en la cama.

—Tu y tus momentos de desmayos.— Resopló Leo, bromeando. —Veo que hay mucha tensión sexual entre ambos así que creo que debería dejarlos solos-

Escucharon a alguien tocar la puerta, era Annabeth quien buscaba a Piper. La hija de la diosa del amor se retiró dejando a los muchachos solos. Leo vio como su mejor amigo tenía un rostro triste, así que se dispuso a tirar sus típicas terribles bromas.

—Oye, Jason.—

—¿Qué?

—Si Jesús era el cordero de Dios, ¿Eso significa que María tenía un corderito?—

Jason le pegó un puño en el brazo y Leo rió.

—Fuiste a hablar con Piper ¿Pasaba algo?—

—Eh...— Leo se encogió de hombros. —Quería que fuéramos tu y yo a buscar a los demás. Dijo que tenía malos presentimientos respecto a Nico, Hazel, Cal y los Kane. No te me sobre-preocupes, pero tiene razón. Si Quíone nos halló aquí, en un buque de guerra, y casi nos hace rizas...

Leo no terminó lo que iba a decir. No era necesario. Jason sabía perfectamente lo que su mejor amigo quería decir. Si ella los había cachado aquí, podría hacer trizas a los demás. Leo respiró hondo y preguntó:

—Oye, Jason.

—¿Qué?

—¿Haz intentando volar hasta que se te explote el cerebro?—

Jason lo observó preocupado.

—¿Te sientes bien, Leo?—

Leo rió. —Fuera de bromas, ¿lo has intentado? ¿O al menos ves globos en el cielo?—

Jason rodó los ojos. Adoraba a su mejor amigo. El chico rió y con una sonrisa dijo:

—Preguntas las verdaderas preguntas ¿cierto?—