Regreso

1K 83 45
                                    

Tal vez este no era el día de suerte para Percy. Primero aquel ataque, ahora Carter Kane apareció de la nada provocó que se le derramara el café encima.

—Qué diablos....

—Lo siento.— Se disculpó Carter. —Los portales son tanto...impredecibles.—

Percy asintió en silencio a medida que veía como los chicos habían llegado. Llenos de heridas y moretones, por alguna razón Calipso lucía furiosa, como si estuviera lista para enzarzarse en una pelea con Zeus y/o Hera (Percy y Annabeth se apuntarían sin siquiera dudarlo)

—¿Y que pasó?— Preguntó Percy.

—La pregunta es, Jackson: ¿Qué no pasó?—Corrigió Sadie, quien por alguna razón lucía como un pollito mojado.

Annabeth, Grover y Will corrieron hasta el comedor donde todos estaban.

—¿Se encuentran todos bien?— preguntó Will Solace.

Jason asintió. —¿Y Piper?—

—Navegando.— Contestó Annabeth.

Sadie se sentó sobre la mesa y tomó una manzana. —¿Y...cuál es el plan ahora?— Preguntó.

Percy se mordió el labio y pensó en que hacer próximamente.

—Alguien, hace un tiempo atrás, había mencionado algo para protegernos de Quíone.—

Todos asintieron.

—Tengo una idea de lo que podemos hacer.— Dijo Calipso —Pero necesito la ayuda de todos.—

Diciendo eso se fue en silencio para el cuarto de controles junto con Leo Valdez. Cuando ambos se habían ido, Hazel preguntó:

—¿Quién era este Odiseo?~—

Los ojos de Percy se agrandaron como platos y rápidamente se sintió incómodo.

—Oh.— Exclamó Annabeth.

—Oh.— Susurró Percy, rascándose la cabeza.

Grover sintió el ambiente tenso e incómodo, así que pasó a preguntar:

—¿Qué hay de Reyna?—

—¡Ahg!— Gritó Nico sintiendo un gran dolor infernal en su corazón que lo desmayó.

Will y Percy corrieron a la enfermería donde encontraron a Reyna dormida y respirando en la camilla. Will Solace verificó sus signos vitales y sacó una carcajada de felicidad.

—¡Está viva!—

•••
La noche era larga. Percy y Annabeth estaban en guardia para verificar que nada sucediera. Will y Nico se habían quedado velando a Reyna. Annabeth había decidido contactar al Campamento Mestizo, ya que llevaban muchos días con intentos infructuosos de comunicación con sus amigos.

Travis Stoll fue quien recibió el Mensaje Iris, pero había algo mal. El hijo de Hermes tenía una expresión de puro horror en su rostro. Vestía una armadura griega manchada en sangre y cubierta por polvo de monstruo.

—Chase, Jackson.— Dijo Travis con un deprimente tono.

—¡Travis! ¿Qué pasa?— Preguntó Percy.

Èl solo quería desenfundar a Contracorriente, viajar tan rápido como pudiera a Long Island y combatir junto a Travis.

—No lo sé.— Respondió Travis —Estábamos jugando a Captura de la Bandera cuando de repente una tormenta de nieve nos atacó y congeló a unos cuantos y de la nada antiguos héroes griegos aparecieron para matarnos.—

—¿Todos los héroes antiguos?— Preguntó Annabeth. Ella estaba experimentando dificultades para respirar.

Travis asintió. —¿Qué hay de ustedes?—

—Quíone nos atacó.— Contestó la rubia. —¿Cuántas bajas hemos tenido por allá?—

Travis tomó un gran respiro y Percy supo que él no quería contestarle a Annabeth.

—Travis.— Susurró Annabeth.

Lágrimas inundaron los ojos del gemelo. Percy sintió furia, ira, enojo, odio...

—De la cabaña de Ares: Jonah, Chelsea y Brad. De la cabaña de Demeter:...— su voz se quebró. —Miranda.—

—No...
Susurró Annabeth.

Percy mordió su labio con tanta fuerza que sintió el sabor a sangre en su paladar.

—De la cabaña de Hermes perdimos un par de chicos nuevos.— Siguió Travis. Se detuvo nuevamente y Percy lo vio llorar.

—¿Travis?— Dijo Percy, tanto confundido. —¿A quién más perdimos?—

—Clarisse La Rue y Chris Ramírez.— Y rompió en lágrimas. Percy supo que Travis no lloraba por tristeza (bueno, tal vez un poco) sino, estas eran lágrimas de furia e impotencia. Las mismas lágrimas que Percy se encontró derramando.

El lavamanos del cuarto de Annabeth estalló y junto con el un furioso Perseo Jackson. Percy se sentó en la cama con las manos cubriendo su rostro a medida que Travis seguía narrando las pérdidas. Nyssa y Jake Manson de la cabaña de Hefesto, Lou Hellen y Keith de la cabaña de Hécate, Butch de la cabaña de Iris...y la noticia más devastadora para Annabeth. Malcolm de la cabaña de Atenea.

—Aguarden, por favor. Estamos llegando al Foso de las Marinaras.— Dijo Annabeth. —Esperamos estar en casa pronto.—

Diciendo esto la imagen de Travis se esfumó.

—Debí haber estado ahí...— susurró Percy. —Pude haber ayudado. Estúpidas profecías.—

Annabeth lo miró desde el otro lado de la habitación.

—No es tu culpa. Si estás aquí es porque los dioses te necesitan aquí.—

—Lo sé, pero nuestra familia nos necesita allá, Annabeth ¿Y qué es más importante?—

—Ambas son igual de importantes. Tenemos buenos guerreros por allá.—

—Nuestros mejores guerreros están muertos, amor. Muertos. Clarisse está muerta, Lou está muerta, Nyssa y Jake también. Muertos. Todos. Y tu hermano-

Annabeth frunció el ceño y Percy se silenció. Le aterraba esa expresión seria de ella. Annabeth tomó su rostro entre sus manos y lo besó dulcemente.

—Calla y convoquemos una reunión. Debemos planear nuestros próximos pasos rápidamente para llegar a casa rápido.—

Nobles AlmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora