Nobles Almas

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—Así que— Dijo Will, durante el desayuno. —,  Esa profecía...tendremos que hacer un plan y toda la cosa, ¿Verdad?—

Jason asintió y observó a Percy.

—¿Tienes un plan, genio?—Preguntó Jason.

Percy y Sadie intercambiaron miradas. —Es Percy, ¿Esperas que tenga un plan?— Supuso Sadie.

Percy le dio un puñetazo en el hombro, cosa que hizo a todos reír.

—Bueno— dijo Frank. —La profecía dice que la hija de la maldad tendrá las respuestas, ¿Calipso?—

Calipso se cruzó de brazos y dijo:

—El Tártaro tiene una similitud con Ogigia. No puedes volver dos veces. No porque no lo encuentres, sino porque no saldrás con vida. Así que Nico, Percy y Annabeth no son una opción, aunque la profecía dicte lo contrario.—

—¿Dices que hay que retar a la profecía?— Preguntó Piper.

Calipso y Nico intercambiaron miradas, todo el mundo captó el mensaje en ese momento. Percy y Jason pusieron una inmediata objeción.

—NO.— Dijo Jason. —Nico no morirá.—

Todos comenzaron a discutir, inclusive Hazel quien es usualmente calmada estaba discutiendo. Reyna y Nico no decían palabra alguna, ellos simplemente intercambiaban miradas serias, casi como si estuvieran hablando a través de sus oscuros ojos.

—¡Silencio!— Gritó Nico. —La profecía habla claro como el agua. Yo iré al Tártaro.—

—Escuchaste a Calipso, vas a morir.— Murmuró Percy, aguantándolo por la muñeca.

Nico negó. —Eso ya no importa.—  El hijo de Hades observó a Calipso. —Muerte y vida ¿Cierto?—

Calipso asintió con preocupación.

—Will, tu irás conmigo.—

Calipso suspiró. —Los hermanos Kane deberán acompañarte.—

Carter y Sadie intercambiaron miradas.

—¿Qué yo qué?— Dijo Sadie.

Will soltó una presumida y sexy sonrisa. —Oh, vamos, ¿Te asusta el inframundo?—

Sadie dirigió su mirada a Nico y lo investigó para volver a reprender ese sentimiento de que ella lo conocía de antes.

—No me asusta ni el inframundo ni su hijo.—

El famoso OHHHHHHHHH se hizo presente en la sala. Leo comenzó a reír a carcajadas. Nico alzó su ceja y dijo:

—Eso lo veremos, bruja.— Dijo Nico.

Percy observó a Calipso con mirada suplicante y ella continuó.

—Reyna deberá convencer a alguien, y ustedes siete deberán detener a Quíone. Reunión acabada.—

Cuando todos se fueron a hacer sus respectivas tareas, Reyna y Percy detuvieron a Calipso y la confrontaron.

—¿A quién debo convencer y por qué?— Preguntó Reyna.

—Nos dejaste en blanco, se suponía que tuvieras las respuestas.— Dijo Percy, irritado.

Calipso negó en silencio.

—Chicos, yo solo veo lo que los dioses me muestran. Desde que me revelaron el significado de la profecía han estado muy callados. Eso sí: Reyna, tu deberás ser más fuerte que nunca, y Percy...— Ella le acaricio la mejilla. —Tu mayor sufrimiento aun no llega.—