Entre la vida y la muerte

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Cuando Sally dejó caer a Percy en el suelo Leo sintió que era parte de la broma más horrible que alguien le pudo haber hecho. Los labios de Percy tenían un espantoso color morado, estaba pálido y la herida en su espalda comenzaba a cobrar un asqueroso color verde.

El hijo de Hefesto sacó de su cinturón una buena dosis de ambrosía y néctar, pero él sabía que necesitaba más que eso para curar un flechazo con sangre de gorgona.

—Necesitamos un médico.— Dijo Esperanza.

Como caídos del cielo llegaron Hazel, Frank y Emily Zhang, y Piper y Tristan McLean. La madre de Frank se acercó a Percy y le aguanto la cabeza mientras Leo derretía un poco la punta de una daga para poder sacar un pedazo de bronce celestial que estaba enterrado en la espalda de Percy.

—Esto va a doler.— Le dijo Leo a Percy.

El hijo de Hefesto notaba que su amigo intentaba decir algo que sonaba a "Nbeth"

—¿Nbeth?— Se preguntó Hazel.

Leo y Sally se miraron a los ojos. Annabeth.

—¿Dónde diablos está Annabeth?— Preguntó Leo.

•••

Annabeth recién había rescatado a su padre cuando él dijo:

—Parece que uno de tus amigos está en problemas.—

—¿Ah?—

Iban a mitad de puente cuando Annabeth enfocó su vista y observó que era Percy quien estaba en problemas. No, pensó Annabeth aterrorizada mientras sentía el vacío en su estómago. Fedrick y Annabeth se apresuraron a llegar hasta el grupo y una vez llegaron todos le abrieron paso a ella.

—Annabeth...— gimió Percy.

Annabeth intentaba contener sus lágrimas. —Frank, voltéalo, la señora Zhang y yo le sacaremos lo restante de la flecha. Piper.—

Piper la miró aterrada.

—Embrujaháblale.—
•••

—El veneno ha corrido por todo su cuerpo, Annabeth.– Dijo Emily Zhang. Ella fue un soldado de vuelta a Afganistan y era una de las pocas mortales que veía a través de la niebla. —Ni aunque lo llevásemos a un hospital creo que sobreviviría.—

Annabeth asintió lentamente y con la mirada le ordenó a Jason que dejase de alimentarlo con ambrosía y néctar.

—Annabeth...— Percy gimió nuevamente.

Él sentía como el veneno poco a poco le apagaba sus órganos.

—No nos dejes, no te rindas...— decía Piper utilizando su embrujahabla.

Percy miraba a los ojos de Annabeth y veía como las lágrimas corrían por las mejillas de su madre. Él debía sumergirse en la voz de Piper y hacerle caso, tenía muchas razones como para no abandonar este mundo, pero el veneno de gorgona era demasiado fuerte y los punzantes dolores lo acababan rápidamente. Percy Jackson estaba en un duelo entre la vida y la muerte.

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