Ayuda ¿divina?

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El terror reinó en la habitación. Nico dejó caer aquella fotografía tan pronto miles de imágenes surcaron su mente. Carter y Sadie no pudieron controlar sus emociones y todos los envases de cristal, las ventanas e incluso las armas de fuego se disparaban solas aleatoriamente causando que Hazel tuviera que crear un campo de fuerza para protegerlos a todo de los objetos que estallaban a su alrededor.

—¿¡Qué es esto!?— Preguntó Nico.

Los hermanos Kane estaban mucho más confundidos que el mismo di Angelo. Ellos no encontraban explicación lógica a lo que habían visto en la fotografía. Carter esquivó un pedazo de cristal que había explotado y se agachó para tomar la foto. Lo más extraño era que ante sus ojos la imagen cambiaba. Por algunos segundos veía a Anubis, pero en un parpadeo era Nico quien ocupaba su lugar. A su alrededor aquella destrucción comenzó a disiparse a medida que él se tranquilizaba.

—Sadie, cálmate.—

Sadie respiraba con dificultad, su rostro estaba rojo por el rubor y sus ojos mostraban terror. Hazel se levantó y caminó hasta una silla donde se derrumbó. Nico observaba a Sadie con furia.

—¡Esto no tiene sentido!— Dijo Carter.

—Desde luego que no ¿cómo es posible que yo sea Anubis?—

Sadie se volteó y comenzó a enjuagarse las lágrimas. —Explícame esto.— Gruñó Nico caminando hacia la rubia.

—Nico, cálmate.— Ordenó Annabeth.

Sadie se volteó y lo observó a los ojos. —No entiendo, Nico.—

—¿¡Y ESPERAS QUE YO SÍ?!—

—¡Nico!— Lo regañó Hazel.

Nico respiró hondo. Esto era demasiado para él. Después de unos segundos de silencio Annabeth habló.

—No es tan extraño cuando vemos lo poderoso que es.—

Todos la observaron.

—¿Qué quieres decir?— Preguntó Jason.

Annabeth comenzó a jugar con su collar de cuentas. Su pose pensante.

—Nico es muy poderoso, y es el Rey de los Fantasmas. Anubis es igual de poderoso y tiene el mismo cargo. Solo los dioses podrían tener esa capacidad de estar en dos lugares al mismo tiempo. Así que-

—¿Insinúas que Nico es un dios— Preguntó Will.

Annabeth asintió. —Tal vez...—

—Eso sería imposible.— susurró Nico. —Yo no podría ser un dios.—

Annabeth negó. —No pienses en eso, di Angelo. Tenemos cosas de más por las cuales preocuparnos.—

Will Solace lo rodeó con el brazo. —Sí, Chico Muerte, descuida. A lo mejor son solo trucos de niebla, ¿verdad, Calipso?—

Calipso levantó la vista, sus ojos se veían un poco más oscuros. Ella presionó sus labios. —Yo-yo...yo no puedo mentir acerca de eso. No eran trucos de la niebla. Lo siento, pero esto es algo que Hades planeaba desde hace mucho. Él necesita a Nico.—

Nico se separó de Will.
—Tranquilo. Tal como lo dijo Annabeth, hay cosas más importantes de las cuales preocuparnos.—

Leo llevaba tiempo bastante callado.
—Miren, chicos, sé que Nico es muy poderoso y toda la cosa ¿pero un dios? ¿Cómo Zeus reaccionará?—

Percy sabía que Leo tenía un punto. Un muy importante punto a su favor. Nico suspiró hondo, casi como si intentara reprimir algo. Grover vino corriendo hacia la habitación, informando que ya habían tocado tierra. Leo dio un aplauso y dijo:

—Bien, hagamos una parada en Guam.—

•••

Hazel y el grupo caminaban por esa playa congelada cuando una voz los hizo detenerse.

—Me alegro que sigan con vida, héroes.—

Una mujer estaba tras ellos. Vestía pesadas ropas de invierno y lucía normal, pero Hazel podía reconocer ese cabello rubio platinado y esos ojos azules sin dificultad alguna.

—Hécate.— Dijo Hazel con respeto.

—Oh, tu otra vez.— Suspiró Leo sin entusiasmo alguno.

Hécate sonrió fríamente y dirigió una mirada a las hechiceras del grupo (véase Sadie, Hazel y Calipso) Frank sabía que algo no andaba bien, y lo notó porque ambas chicas le dirigieron miradas a Calipso, quien no paraba de observar a Sadie en todo lo que parecía una conversación telepática.

—¿Qué sucede entre ustedes, chicas?— Preguntó Frank con una tímida sonrisa.

Hazel parecía igual de confundida, pero nadie habló. Frank y Annabeth intercambiaron miradas, pero la rubia parecía estar desentrañando aquella conversación.

—De todos modos— dijo Hécate —, no tengo mucho tiempo. Solo podemos salir cuando Quíone está ocupada intentando convencer a los Titanes para que se unan a su equipo. No es muy inteligente la pobre.—

Sadie suprimió una risita. La diosa hizo aparecer un pedazo de piedra gris del tamaño del brazo de Hazel. La piedra tenía inscripciones en diversos idiomas. Todos notaron como los Kane parecieron haber perdido el color.

—Esa es la piedra Rosetta.— susurró Carter —Pero- pero papá la había destruido tiempo atrás.—

—Son dioses— resopló Leo —, pueden hacer lo que quiera con las rocas.—

—¿Porqué estás aquí y que hay del cuerpo de Reyna?— Preguntó Percy.

Ella le dirigió una media sonrisa. —Ella se encuentra con vida, pero el Rey de los Fantasmas deberá sacarla de un sueño profundo. La presencia de Apolo la mantiene atada al mundo de los vivos.—

—¿Y la piedra?— Preguntó Jason.

Hécate observó a Calipso.

—Hablaremos de la piedra una vez Reyna se encuentre con nosotros. Esto también le incumbe a ella, y mucho.—

En un abrir y cerrar de ojos ya Hécate no se encontraba con ellos. Hazel rápidamente le dio la piedra a Sadie, como si dijera "encárgate de esto tú". Nico tuvo una idea loca. Él debía invocar el espíritu de Reyna y solo podía conseguirlo con una cajita feliz de McDonalds...pero con el mundo en ruinas...

—Hay que irnos.— Dijo Percy —Esa tormenta se acerca y ya Leo tiene todo lo que necesita para reparar la nave.—

—Necesito invocar el espíritu de Reyna.— Soltó Nico. —Debo viajar a un McDonalds.—

Todos lo observaron en plan "¿Hablas enserio?"

—Lo digo enserio.— Recalcó Nico.

Todos intercambiaron miradas y asintieron. —Me sentiría mejor llevando algo de magia. Calipso, Hazel y los Kane vengan conmigo.—

—¿Esperamos aquí?— Preguntó Grover.

Calipso negó rotundamente. —Vayan a la nave. Algo pasará.—

Diciendo eso, Nico se esfumó en la oscuridad con los chicos. Cuando solamente quedaban los demás Will se revolvió inquieto y dijo:

—Odio los viajes sombra.—

—Es porque eres un hijo del sol.— Aclaró Annabeth.

Will la miró en sentido "tiene razón" y pronto caminaron hacia el Argo II sin siquiera sospecharse lo que sucedería.

Nobles AlmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora