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Recuerdo la primera vez que te vi, con tus lentes tan cuadrados, tan perfectos en tu rostro. Tenías la misma pinta de una reportera, pero te olvidaste que estabas en tu primer día de clases. Yo mientras, parecía un chico rebelde, con pantalones rasgados y mi típica camisa negra, con cabello largo recogido con una coleta que apenas despejaba mi rostro.

Éramos tan diferentes; te consideré presumida, pretenciosa, queriendo comerse el mundo en su primer día en la universidad, mientras yo; era apenas un anarquista, rebelde, sumergido en sus partituras y guitarra, que sólo estudiaba por mandato de sus padres.

Nunca pensé que nuestros mundos se cruzarían en nuestra carrera de comunicación social, irónico pensar eso ¿no?, pero así fue.

Nuestra historia empezó, con el típico trabajo en parejas.

El último adiós ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora