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Elena

Vuelvo a casa, aunque no quería hacerlo. Cada cosa que veo, cada aroma que siento cuando entro ahí, me trae el más mínimo recuerdo.

Sin quererlo, las lágrimas salen. Lloro devastada, caigo de rodillas al suelo, en el umbral de la puerta. Juro verlo frente a mí; él me ve con esos ojos cafés, brillantes, llenos de anhelo, esperando algo de mí. Su aroma está en toda la casa y percibo su voz llamándome por mi nombre.

Te amo Sebastian pero no puedo soportarlo más. Quisiera arrancarme el corazón para no sentir este dolor tan horrible.

El último adiós ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora