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Y un día nos reunidos como siempre, a las cuatro en la biblioteca. Tú feliz, fingiendo que el mundo era perfecto, que la traición de tu novio era cosa del pasado, mientras que yo, quería borrarte esa sonrisa de la forma más descarada.

Me decías que querías verme cantar mis canciones, me decías que tenía futuro en la música. Yo mentalmente te ordenaba que te callaras, si no, no sabría que hacer

Todo el rato que pasó hablaste como loro y yo escuchando como zombi tus comentarios, manteniendo un perfil bajo, fingiendo que no veía el rosa de tus labios, tan provocadores que sin soportarlo más, aprovechando que nadie nos veía, los sellé de la forma que menos esperabas.

El último adiós ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora