18

3.6K 383 4
                                    

Llevábamos apenas un año de carrera juntos, viendo las mismas clases, entrando y saliendo a las mismas aulas, y sólo hasta ese momento, en que el bendito Pantoja nos dejó el trabajo juntos, pude darme cuenta de que no sólo eras presunción. Eras alegría en la tristeza, agua en la sed, y música en el silencio.

Seguiste tarareando la canción durante todo el tiempo que estuvimos estudiando. Me irrité, te pedí que no lo siguieras haciendo, pero no. Continuaste provocándome hasta que al final cuando ya estaba a punto de explotar dijiste:

—Es hermosa la canción, yo también escucho ese estilo de música, me encanta.

Te miré perplejo. No sabía si sólo querías sacarme conversación para olvidar la pelea con tu novio.

—¿No era que estabas llorando por tu noviecito? —reproché tratando de cambiar el tema. Me sonreíste para mi sorpresa.

—Él me traicionó y como tú dijiste; no debería llorar por alguien que no me valora. —Y dicho eso, volviste a tararear la canción, mientras recogías tus cosas para irte.

Te marchaste de la biblioteca, dejándome con las ganas de saber qué música te gustaba y por qué eras tan alegre a pesar de tu sufrir.

El último adiós ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora