52

2.7K 300 10
                                    

La panza me pedía a gritos comida. Sin ánimos de siquiera cocinar, hice unos sándwiches y un chocolate caliente, calenté todo y lo comí sin fuerza.

Tenía que luchar con esto, ir por ti Elena, pero cómo, cómo si ya de un momento a otro me dejaste atrás.

Ver como tu vida se hunde mientras que la otra persona con la que compartías alegrías y buenos recuerdos ya está reformando la suya con alguien más, es como un puñal que el mismo amor se encarga de clavarte, tan hondo y despacio que en cualquier momento sientes que vas a morir ahogado en las lágrimas que derramaste por esa persona.

Observé mi guitarra para poder volver a desahogar mi dolor, exprimiendo cada nota de ella, pero estaba arruinada, ya no servía, estaba mojada.

Había destruido a mi fiel compañera por un arranque de locura.

El último adiós ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora